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Toros

Bien presentados, pero deslucidos, toros de Barralva en la inauguración de la México

Otra tarde triunfal de Arturo Saldívar; corrobora su gran estatura con la muleta

José Mauricio, detalles

Cornada al banderillero Juan José Trujillo

Inició la regalitis

Foto
El matador José Mauricio, participó en la corrida inaugural de la Temporada Grande 2013-2014 de la Monumental Plaza MéxicoFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de octubre de 2013, p. a39

Ante poco más de media entrada en el coso de Insurgentes desfiló un encierro bien presentado de la ganadería queretana de Barralva, enrazado, con edad y trapío, aunque disparejo de encornadura y comportamiento, prevaleciendo los deslucidos y sosos. Pero siempre se agradecerá anteponer el respeto por la dignidad animal del toro de lidia a la obsesión por la embestida dócil para el toreo bonito, no para el buen toreo.

Antes que en Sudamérica, el surrealismo taurino –lo real vuelto irracional– alcanza su esplendor en la Plaza México.

Así, para la inauguración de la temporada 2013-2014 la empresa anunció como primer espada a un fino torero mexicano que este año ha toreado la friolera de ¡cuatro corridas!, dos en el coso capitalino y otras dos en los modestos ruedos de Moroleón, Guanajuato, y Torreón, Coahuila. De no creerse.

Durante el paseíllo, en otra aportación de los promotores a la nueva liturgia taurina, permaneció en el ruedo una camioneta negra. Enseguida unas personas, incluido el ignoto presidente de la Comisión –¿u omisión?– Taurina del Distrito Federal, Juan García Lastra, ofrecieron un deslavado homenaje al Niño Sabio de Camas, Paco Camino.

Luego, mientras José Mauricio brindaba en el ruedo al maestro Camino, el toro casi arrolla a ambos por la impericia de la cuadrilla. Por último, dos de los alternantes recurrieron al astado de regalo, por lo que la corrida resultó de ocho toros y se prolongó casi cuatro horas.

Con un hambre de ser y una casta torera que molesta a muchos, incluidos los autorregulados empresarios de la Plaza México, Arturo Saldívar, tercer espada, triunfador en la plaza de Las Ventas y casi relegado en la México las pasadas dos temporadas precisamente por sus éxitos en ese escenario, resultó el triunfador del dilatado festejo al cortarle una oreja a su primero, Don Pato, precioso castaño muy bien armado, que acusó más fijeza que fondo.

Además de su variado toreo de capa, Saldívar (este año 23 corridas en México y sólo seis en España, no obstante su triunfo madrileño) desplegó toda la tarde un elocuente poderío con la muleta a base de cabeza fría, colocación precisa, celo y cojones, logrando muletazos que parecían imposibles a toros que acabaron soseando o llegaron agarrados al piso. Un detalle muy torero tuvo Arturo con su segundo: con el brazo izquierdo sobre la barrera y la pierna cruzada citó desenfadado al toro hasta en cuatro ocasiones. Se le verá con mucho interés en la séptima corrida.

José Mauricio, primer espada, con sólo cuatro corridas este 2013, realizó con la capa lo más bello de la tarde (verónicas, gaoneras, caleserinas) y con la muleta su buena disposición sustituyó la falta de sitio. Una improvisada arrucina iluminó la tarde. El español Alejandro Talavante esta vez anduvo más empeñoso que inspirado, ya que enfrentó tres astados que exigían demasiado mando y más quietud, poco propicios pues para florituras y barroquismos.

Su banderillero Juan José Trujillo fue cogido al salir del tercer par por Tipete, quinto de la tarde, que le propinó una fuerte cornada en la cara interna del muslo derecho, atravesándolo.