No han avanzado los fines de dominación sobre La Habana
Esta política criminal ha provocado daños humanos y económicos extraordinarios. Lo peor es que no funciona. El bloqueo es una medida extraterritorial que violenta el derecho internacional, la libertad de comercio y el libre flujo de información y de personas, afirma el canciller cubano
relanzan y fortalecenla relación con MéxicoFoto Guillermo Sologuren
Lunes 4 de noviembre de 2013, p. 8
Estados Unidos ha preferido el sufrimiento o la muerte de sus ciudadanos, antes que darles acceso a la biotecnología cubana que les salvaría la vida. También ha propiciado el dolor y la mutilación en niños cubanos, antes que permitirles el uso de tecnología que podría salvarlos.
No hay una explicación racional para más de 50 años de bloqueo, a no ser la presión ideológica y emocional de un sector de la extrema derecha estadunidense –de vínculos sanguíneos con sectores terroristas de origen cubano– y un error de cálculo político de Barack Obama, que va perdiendo el apoyo del llamado voto cubano del estado de Florida, afirma a La Jornada Bruno Rodríguez Parrilla, canciller de Cuba.
Esa política no ha hecho avanzar ni un milímetro a quienes desean determinados objetivos de dominación sobre Cuba
, subraya, luego de reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto y firmar una serie de acuerdos que relanzan y fortalecen
la relación con México.
–¿Cuáles son los daños de este bloqueo?
–Cincuenta años de una política criminal provoca daños humanos extraordinarios, daños económicos descomunales para una economía del tamaño de la cubana por más de un millón de millones de dólares. Lo peor es que se trata de una política que no funciona. El bloqueo es, además, terriblemente extraterritorial. Violenta el derecho internacional humanitario, la libertad de comercio, navegación y el libre flujo de información y movimiento de personas, con la prohibición a los ciudadanos estadunidenses de viajar a Cuba.
Hay creciente y mayoritaria oposición de la sociedad estadunidense en todos los sectores, incluida la migración cubana. Espero que los sectores de poder de Estados Unidos reanalicen una política que no ha funcionado. Si no quieren tomar en cuenta factores humanitarios, de independencia o soberanía de mi país, que al menos consideren pragmáticamente que esta política no se aviene con sus intereses. Estoy convencido de que tendrán que cambiar pronto, porque el sentido del tiempo marcha en favor de esa decisión.
–Además del bloqueo, Estados Unidos los acusa de patrocinar el terrorismo.
–Es un pretexto ridículo porque el argumento principal son supuestas relaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), cuando La Habana es hoy la sede permanente y garante de las conversaciones de paz ente el gobierno de Colombia y la guerrilla, de tal manera que ese argumento cae por su peso.
Mientras, Estados Unidos protegió a Luis Posada Carriles y Orlando Bosh, quienes atentaron contra una nave de Cubana de Aviación en 1976, matando a 73 personas. Es el mismo país que tras un juicio amañado condenó a cinco cubanos por cargos de espionaje que nunca pudo probar.
–¿Qué más provoca el bloqueo?
–Daños humanos invaluables. 3 mil 478 personas murieron como resultado de acciones de ese terrorismo de Estado. 2 mil 99 discapacitados. No hay aspecto de la vida en Cuba que no esté marcado por el bloqueo. De la misma forma que el saldo de la presidencia de Obama ha sido de niveles insólitos de persecución de nuestras transacciones financieras, multa a instituciones financieras y bancarias de terceros países, ataques a nuestras transacciones en moneda de terceros países o denegación de servicios financieros, imprescindibles en el mundo actual.
También puedo decir que se han dado pasos limitados, pero positivos, en relación con los viajes, las remesas de emigrados cubanos, conversaciones e intercambios a escala técnica muy limitados, pero el saldo neto es el apretón del sector financiero.
–Ante Naciones Unidas usted se refirió al daño en salud.
–Faltaría a la verdad si dijera que provoca muertes constantemente en Cuba, porque los efectos del bloqueo se compensan con la movilización de un gobierno o buscar un medicamento y llevarlo a Cuba mediante un amigo. Pero yo presenté casos humanitarios, como las operaciones de blastoma, un tipo de cáncer en los ojos de los niños.
“Tenemos un sistema poderoso de salud, farmacéutico, biotecnológico y producimos algo de equipo médico. Podemos salvar y curar, pero no podemos preserva el ojo. Se trata de niños que han perdido sus ojos como resultado del bloqueo. Podemos resolver problemas cardiacos congénitos en los niños, pero tenemos que hacerlo mediante cirugía a corazón abierto, cuando hay dispositivos estadunidenses que permiten hacerlo mediante cateterismo.
Hay casos dramáticos de niños que requieren prótesis óseas extensibles que permitirían un tratamiento menos invasivo. Resolvemos el problema, pero con tratamientos muy dolorosos, que obligan a tener a los niños enyesados y en cama por periodos muy prolongados. Eso tipifica al bloqueo como un acto de guerra económica, según la Convención de Guerra Marítima de 1909, y como un acto de genocidio. No en términos generales, sino con estricto apego a la definición del artículo 2 inciso b y c de la Convención de Ginebra, que tipifican el daño sostenido a un grupo humano en su conjunto, que acarrea riesgos de destrucción o daño permanente.
–¿El bloqueo afecta también a los estadunidenses?
–No deja brecha ni para elementos que serían de beneficio para el pueblo de Estados Unidos. No pueden acceder a vacunas terapéuticas nuestras de última generación contra la diabetes, que es una pandemia en Estados Unidos, o a vacunas terapéuticas contra el cáncer, algo que sería muy razonable. ¿Por qué la diferencia política tendría que evitar que un niño o anciano estadunidense accedan a esos productos? A nosotros no nos cabe en la cabeza, eso no ocurre ni en casos de guerra.
“En algún momento Cuba trabajó con compañías canadienses sobre proyectos médicos, se esperaba que Estados Unidos emitiera licencias para esos proyectos como una excepción por razones humanitarias. Estados Unidos y Cuba tenemos grandes diferencias, sin duda. Pero podríamos tener un comportamiento civilizado y siento que hay oportunidad de avanzar con el presidente Obama.
Hemos invitado a su gobierno a un diálogo político integral. Presentamos agenda y ofrecimos programas de cooperación. Se ha opuesto una política enferma. No hay cambio esencial desde aquel memorando terrible, del subsecretario Lester Mallory en los 60, en que proclama que el objetivo del bloqueo es disminuir los salarios reales y nominales, provocar hambre y sufrimiento y el derrocamiento del gobierno.
–Obama ofreció un nuevo comienzo con Cuba.
–En 2009, en Puerto España, planteó una nueva política hacia América Latina y el Caribe y un nuevo comienzo con Cuba. Ninguno ocurrió. Obama tiene facultades constitucionales para modificar sustancialmente la realidad por razones de interés nacional o excepciones humanitarias. Sería beneficioso para Estados Unidos avanzar hacia la normalización de relaciones con Cuba.
–Sin embargo, el tema del espionaje parece haberlo debilitado.
–Del espionaje global no estoy sorprendido. Eso lo sabía y lo que no, lo intuía perfectamente. Ha causado gran sorpresa y alarma en el mundo. El espionaje, la militarización del ciberespacio, doctrinas de guerra no convencional mediante la desestabilización de gobiernos, utilización de medidas asimétricas, desarrollo de armas de exterminio en masa cada vez más mortíferas y sistemas de armas convencionales de terrible letalidad presentan un problema de una gravedad tremenda.
Lo que ha quedado demostrado con el espionaje, es que hay sectores de poder en Estados Unidos que no se atienen a ninguna ley, ni siquiera a la propia. Que ese país actúa como un depredador internacional, sin límites ni éticos ni de derecho y que, como se ha dicho antes, tiene intereses, no tiene ni siquiera aliados.