En los jardines del Centro Nacional de las Artes hay dragones, coyotes, vampiros, brujas, gatos, insectos, piratas, faraones, todos ellos dentro de libros, bien acomodados en sus anaqueles a la espera de los 350 mil visitantes que se estima asistan a la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij), que ayer se inauguró y terminará el 18 de noviembre.

Decenas de actividades, como talleres, presentaciones de libros, cuentacuentos, obras de teatro, firma de libros, conciertos, proyección de películas y danza se incluyen en el programa, además de los homenajes a Jorge Ibargüengoitia, Mireya Cueto, y por los 50 años de Memín Pinguín.

Es viernes por la mañana y poco a poco los pasillos, jardines, talleres y módulos de las editoriales comienzan a recibir a niños y adolescentes, muchos de ellos con uniforme escolar y cara de no saber qué hacen ahí.

Otros, muchos, hojean y escogen los libros que quieren llevarse a casa. Es el primer día, todavía se puede caminar con tranquilidad, lo mismo que entre semana, en contraste con lo que ocurre los dos sábados y dos domingos que ocupan la feria: aquello se convierte en un griterío.

Por forjar futuros lectores

Que ésta sea la edición número 33 de la Filij manifiesta que son varias generaciones las que han pasado por aquí. Es un esfuerzo enorme el que se hace entre la industria editorial y el gobierno federal. Se compara con la feria de Bolonia, y aunque ahí se realizan más negocios, en ninguna otra dedicada exclusivamente para niños y jóvenes hay tantas actividades, dijo el titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), Rafael Tovar y de Teresa.

En su discurso señaló que son estas actividades en torno al libro las que motivan el hábito de la lectura y acercan a los niños a aquel. Todos estos niños serán futuros lectores y es nuestra responsabilidad darles la magia, la fantasía, que se les de una visión del mundo desde la lectura (...) El propósito de la feria es ofrecer al niño que hay otras formas de ver la vida, de pensarla; ahí se acumula la experiencia humana de la que somos depositarios, en un momento en que el reto es el paso de lo impreso a lo digital.

Decenas de actividades integran el programa de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, en el Centro Nacional de las Artes. En la imagen, curiosidad y asombro de un futuro lectorFoto Roberto García Ortiz

Después de realizar un recorrido, Tovar y de Teresa participó en la entrega del Premio Nacional Juan Pablos al Mérito Editorial, que este año es para Fernando Trillas Salazar y Premio Caniem al Arte Editorial que se entregan en las categorías libros para niños, para jóvenes, narrativa adultos, poesía adultos, álbumes ilustrados, Arte, Enciclopedias, diccionarios y atlas; Guías de Viaje, Libros de texto (prescolar, primaria, secundaria, media superior y superior), Medicina, Jurídicos, Científicos y técnicos en general, Gastronomía, Interés General y Ensayo.

Las editoriales premiadas fueron Ediciones El Naranjo, Cidcli, Fondo de Cultura Económica, Artes de México y el Mundo, Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Larousse, Travesías Editores, Ediciones Castillo, Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM, Intersistemas y El Colegio de México.

Fernando Trillas habló de sus inicios en esta editorial, propuso que el 23 de abril, Día Internacional del Libro, sea también el Día Internacional del Hábito de Lectura, y advirtió que la piratería ha tomado diversas formas y amenaza con convertirse en una costumbre por la falta de persecución legal.

Respecto del libro electrónico, Trillas señaló que la revolución digital está aún en pañales en nuestro país, pero crece a un ritmo vertiginoso; es un reto de creatividad y de costos, desaparecen las fronteras lo que nos convierte en editores más globales, esta revolución invita a ser más versátiles y a invertir en tecnologías.