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De nuestras Jornadas

Los saldos de 2013

E

l año recién concluido no le dejó a Morelos una chiva ni una burra, sino un primer lugar en secuestros, de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública. A pesar de que el gobierno de Graco Ramírez prometió que en 18 meses abatiría la inseguridad –plazo que vence el primero de abril–, las cifras oficiales, las no oficiales y la sensación de los morelenses es que no se ha avanzado, sino que las autoridades están haciendo el ridículo.

Los conflictos entre las células criminales que coexisten en la entidad continúan, aunque han bajado en saña e intensidad. Sin embargo, en el ámbito nacional se sigue considerando a Cuernavaca una de las ciudades más peligrosas del país. Hay otros delitos, como el robo a casa habitación, el asalto al transporte público, el robo de vehículos y las extorsiones, que también parecen haber llegado para quedarse.

A pesar de la estrategia para la paz y la reconciliación del gobierno del estado, que se esmera con la entrega de becas a estudiantes desde tercero de secundaria y de apoyos a jefas de familia, los jóvenes siguen involucrándose en crímenes de alto y bajo impacto.

Algunos ejemplos son la violación y asesinato de una menor a manos de un grupo de jóvenes de familias acomodadas, y el homicidio de un chofer de transporte público a manos de cuatro estudiantes de secundaria de una colonia popular.

Total: 2013 no trajo paz ni reconciliación a Morelos. Lo que sí le dejó es una enorme deuda, además de la incapacidad política del Ejecutivo para negociar líneas de crédito con los 33 municipios, que viven una de las peores crisis financieras de su historia. Y eso que el Partido de la Revolución Democrática es mayoría en el Legislativo. El panorama no es halagüeño, pero la esperanza muere al último: ¡feliz 2014!