Los peor parados
Cambios necesarios
Mejorar trabajo e imagen
on tiempos de evaluación, sin duda. Uno de los años más difíciles para el país, sin que se pudiera culpar a ninguna crisis externa, ha concluido, pero también abrió la puerta a la transformación más peligrosa que hubiera sufrido México en la mayor parte de su historia.
La puerta del abismo se abrió en el año que se fue. Los responsables, usufructuarios de las ambiciones y el discurso más viejo, el de la salvación, triunfaron sobre una población mayoritariamente cansada de luchar por derechos que desde hace tiempo fueron conculcados por una clase política que ya no los representa, pero que opera desde el carril de las reglas de la democracia y la legalidad para responder solamente a los intereses de grupos de poder.
Saber, entonces, quién es quién en esto del ejercicio de la política resulta muy importante. No obstante, el método para hacer esa evaluación no es nada fácil, y el que hemos utilizado se irá perfeccionando, seguramente, conforme pase el tiempo. Por lo pronto, se trata apenas de la opinión, muchas veces espontánea, pero otras meditada, de periodistas, políticos, algunos –los menos– insertos en el mundo del mercado y gente ocupada en diferentes disciplinas sobre el trabajo de los diferentes personajes que se ocupan del gobierno de nuestra ciudad.
Nos hallamos que desde hace ya algún tiempo se considera a Federico Döring y su partido, Acción Nacional, como los más grandes enemigos de la ciudad de México y sus libertades. Esto sin tomar en cuenta el servicio que hizo a Carlos Salinas a partir de las alianzas que logró con delincuentes de la talla de Carlos Ahumada, con la protección de Diego Fernández de Cevallos, para tratar de desacreditar el trabajo de Andrés Manuel López Obrador, sino por su trabajo del último año en la Asamblea Legislativa del DF.
Por lo que hace a los personajes que ocupan una cartera en el GDF, tendríamos que decir que la lucha estuvo fuerte y cerrada, que en algunos momentos el nombre de alguno de esos funcionarios estaba desaparecido de la memoria de muchos de los interrogados, y que no era sino hasta escuchar su nombre que reflexionaban sobre su trabajo. Así las cosas, el cierre fue de foto, podríamos decir, pero para no herir suceptibilidades nos guardamos los nombres de los y las finalistas; sólo podemos emitir el del triunfador, que en este caso es el titular de la Secretaría de Economía del Distrito Federal.
Pero si de opiniones generalizadas debemos echar mano, el tema del peor delegado no halló mayores discrepancias. El delegado Mauricio Toledo, de Coyoacán, es quien atrajo el mayor número de opiniones contrarias a su desempeño. Nadie se le acercó, por más que hubo quienes trataron de inclinar la balanza hacia otros puntos cardinales, pero concluyeron, casi todos, en que, como Toledo, ninguno.
Conforme se avance en este ejercicio, que empieza ahora, se irá identificando a los funcionarios por categorías, mismas que serán dadas a conocer para que sea la gente, por algún método, la que participe en este trabajo. Por lo pronto, habrá que decir que es muy probable que Miguel Ángel Mancera, el jefe de Gobierno de esta ciudad, realice algunos cambios en su gabinete, cosa que seguramente sería muy apreciada por la población.
Quiénes serán y cuáles son los motivos de su separación, ya lo veremos, pero lo cierto es que cuando menos hay en la opinión pública la idea de que mediante algunas modificaciones a la plantilla del personal que administra la ciudad se lograría mejorar el trabajo y la imagen de Mancera. Ya veremos.
Sea como sea, en el caso de los peores mandatarios también hubo unanimidad. Enrique Peña Nieto es considerado el más dañino para los habitantes de la ciudad. Los elementos de juicio fueron, desde luego, los niveles culturales –por decirlo de alguna forma– que tiene el habitante de Los Pinos, y principalmente las reformas legales, fundamentalmente la llamada energética, que no se han reflejado en una mejor situación para los habitantes de la ciudad de México. ¿Qué tal?
De pasadita
De lo que sucede en los partidos políticos no hubo una medición concreta, aunque las opiniones en contra del PRI, del PAN y del PRD van de la mano: todos muy mal, sin remedio.