erramos el año con cambios profundos a la naturaleza de los artículos 25, 27 y 28 constitucionales, que terminarán una era e iniciará otra en medio de la crispación social.

La estela reformista deja varios mensajes: uno es la debilidad de la sociedad civil, pues sólo pequeños grupos de militantes de Morena, del PRD y de grupos cívicos, protestaron a las afueras del Senado, de San Lázaro y en Zacatecas, donde se refrendó la llamada reforma energética atropellando procedimientos y sin tiempo para revisar el dictamen.

La desmovilización social fue más que evidente y en la sociedad se siente un ambiente de resignación y sometimiento, aparte de una despolitización escalofriante.

Otro tema de análisis es el mediático, la reforma de telecomunicaciones aún no cambia nada profundo, los contenidos de los medios masivos son iguales, no hay competencia y ni Televisa o Tv Azteca dejaron de actuar como un duopolio.

El artículo 6 constitucional que consagra el derecho a la información como esencial para la ciudadanía simplemente se violó. Pocos se informaron y menos entendieron lo que se discutió y aprobó en todo el paquete de reformas de 2013. Es increíble que ante la importancia de estos temas, la mayoría de los medios zacatecanos no dieron espacios para el análisis de todas las posturas.

Respecto de la reforma política, se deja un instrumento que impedirá la aplicación de la Ley de Participación Ciudadana con dudas sobre la eficacia de la relección de ediles y diputados. El Instituto Nacional de Elecciones no resuelve en nada los vicios de la democracia e incluso se creó un bodrio electoral que será más caro que el Instituto Federal Electoral.

El Pacto por México fue una complicidad compartida por sus promotores para impulsar reformas que restauran el control presidencial. Para muestra están los cambios en materia educativa, financiera, fiscal, laboral, de transparencia, electoral, telecomunicaciones y energética.

Por la zozobra que dejan las reformas es de suma importancia mantener centrados los esfuerzos. El camino para reconstruir el país no puede ser otro que la concientización y la organización ciudadana, ese camino es regularmente largo y fatigoso.