Opinión
Ver día anteriorLunes 6 de enero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Toros
Esa faena de Federico...
G

onzalero toro cárdeno, botinero, contrastado como el toreo; belleza y muerte, se enredó en el capote de Federico Pizarro y arremetió tirando cornadas meciéndose en la verónica en alegres embestidas ¡venga torero! Como le cargó la suerte Federico en especial en media de cartel. El de Haro empujó a los caballos ¡tres puyazos! que hablaban de su decir tlaxcalteca. Puyazos recibidos en sitios diversos de la plaza: la querencia y la contraquerencia.

La inmensidad del círculo del coso insurgentio Gonzalero acompañaba en la guitarra a Federico que volvía a cargar la suerte en series de derechazos y pases naturales en que recreaba el toreo –parar, templar y mandar– clasicismo que implicaba lo bien hecho, lo bien toreado, lo bien rematado, al grito de torero ¡y la boda como la corrida se fueron para arriba!

Desde mi tropical vacación de fin de año contemplaba por tv la elocuente transmisión de Heriberto Murrieta, más, era tal la intensidad de la faena que me concentraba en el recorrido planeador de Gonzalero que se comía la muleta de Federico en la curva del pase natural.

Muy relajado, el torero en la pureza de la geometría azteca; poesía y misterio, hechizo de leyenda. Evocación que me llevó a despojarme de los lazos que me sujetan domingo a domingo a la caricatura en que se transformó el toreo y se repitió ayer con los débiles toros de Carranco, rodando por el suelo. Renació un maduro Federico Pizarro realizando una faena al gusto del que escribe, la mejor a esta altura de la temporada.

Faena con decir mexicano, lenta, lánguida, desmayada, arrastre de muleta por el redondel que remataba en las trincherillas en aristocracia torera.

Principescas pinceladas fueron sus adornos, como lo fueron las de Jerónimo, Marcos y Aguilar la tarde de ayer, imposibilitados de redondear faenas con reses que apenas se podían sostener en pie.

¡Enhorabuena, Federico!