El año que comienza
in duda, las elecciones de noviembre para renovar la Cámara de Representantes y un tercio del Senado será el suceso político más importante en Estados Unidos, en 2014. De ese resultado dependerá el balance en el gobierno del país, y por tanto, el rumbo de las reformas necesarias para promover el crecimiento y la necesidad de reducir la creciente desigualdad. En la actualidad el Partido Demócrata es mayoritario en el Senado, y el Partido Republicano en la Cámara de Representantes.
Es difícil prever con certeza qué sucederá en noviembre. Lo más probable es que el balance en el gobierno no cambie radicalmente. La incapacidad que los legisladores han demostrado para llegar a acuerdos, y en consecuencia la imposibilidad de aprobar un sinnúmero de leyes, es causa de gran escepticismo entre la mayoría de los electores. El resultado pudiera ser gran abstención en el voto, por lo que no habría un cambio significativo en el Congreso.
Sin embargo, las mismas razones que los electores tienen para estar decepcionados de los procesos políticos pudieran también influir para ejercer un voto de castigo a quienes han provocado esa virtual paralización en el proceso legislativo. El ala conservadora más radical del Partido Republicano son principalmente los 60 legisladores que dan la mayoría a este partido en la Cámara de Representantes, y quienes con mayor ahínco se han opuesto a cualquier acuerdo con sus contrapartes demócratas. Entre sus principales objetivos han estado la obstrucción y derogación de la reforma de salud, el logro más trascendente del gobierno demócrata del presidente Barack Obama, y la congelación de la reforma migratoria. Dado que esos 60 legisladores provienen de bastiones conservadores a ultranza, no será fácil que los demócratas ganen en esos distritos electorales y cambien la correlación en la cámara baja.
Vale concluir, con reserva, que la fuerza política demostrada por los electores de origen latino podría influir en algunos legisladores republicanos para apoyar la reforma migratoria. Paulatinamente han entendido que sin ese voto será difícil que triunfen en noviembre próximo. En este caso, la determinación política que el electorado latino ha demostrado en décadas podría al fin redundar en beneficio, no sólo de ese sector sino para la población en general, por la importancia creciente que representa para la economía en su conjunto.