Retrospectiva en la Cineteca Nacional de un realizador a contracorriente
El séptimo arte es una religión y nosotros somos sus fieles
, afirma el documentalista
En el ciclo, que comienza hoy, se proyectará una selección de 23 de sus mejores películas
Jueves 9 de enero de 2014, p. 9
El cine es una religión y nosotros somos sus fieles
, dice Óscar Menéndez, pilar del documental y del cine independiente en México.
Menéndez registra desde hace cinco décadas aspectos sociales y culturales de la República.
Su labor, afirma, ha sido “a contracorriente, de manera underground y en el clandestinaje”. Durante el conflicto estudiantil de 1968 fue apodado el clandestino más conocido del movimiento
. Tiene dos cintas sobre el tema: Dos de octubre, aquí México e Historia de un documento. La primera, con guion supervisado por José Revueltas, contiene testimonios de presos políticos, recupera las protestas, los discursos, la toma de Ciudad Universitaria y el acto de Tlatelolco.
Historia de un documento reúne material hecho clandestinamente en 1970 en el penal de Lecumberri, donde se introdujo una cámara por partes y se armó en el interior. Los presos se filmaron a sí mismos bajo las indicaciones dadas mediante papelitos también introducidos al penal, los cuales contenían instrucciones de encuadres en letra minúscula, que sólo se podía ver con lupa. Ese filme vio la luz en 2004 en un foro que se realizó en el Centro de Capacitación Cinematográfica.
Ahora, la Cineteca Nacional reconoce a este furtivo de la lente con una retrospectiva que reúne 23 títulos de su obra, que se exhibirán a partir de este jueves y hasta el 22. Presentará documentales como Todos somos hermanos (su primer filme), México bárbaro, Historia de un documento, Hablan los tarahumaras y Marcos, Marcos (sobre el movimiento zapatista).
Referente
Hablar del documental en el rubro social y cultural es referirse a Óscar Menéndez, quien estuvo a punto de caer preso por su registro audiovisual y lucha por salvar el Casino de la Selva, patrimonio arqueológico y cultural de Morelos que sería (o fue) destruido para construir un centro comercial.
Al escuchar a Menéndez hablar con tanta pasión sobre su trabajo dan ganas de tomar una cámara y volverse documentalista. El ciclo es una magnífica oportunidad de ver grandes documentos.
Argumenta: “He trabajado muchos años como productor independiente, o sea, que no he dependido del gobierno ni de institución financiera alguna. Las películas que hago las he realizado con recursos propios. Nunca he recuperado la inversión porque, como decía Alejandro Galindo, ‘el cine es una enfermedad y nosotros estamos enfermos de él’”.
Asegura que siempre ha dicho (con sus trabajos) lo que siento sobre la cultura y los hechos sociales y, más o menos lo he logrado, aunque siempre en el clandestinaje, lo que me llevó al exilio en los años 70. En ese tiempo éramos una juventud que creíamos en la utopía. De hecho, hoy día seguimos creyendo en un país más libre y democrático. En nuestra actividad política no queríamos tomar el poder, sino que se modificara la situación de represión que vivía el país. Claro que sólo logramos más represión. La historia estaba ahí y nosotros sólo la reflejamos
.
No obstante, “gozábamos de una situación privilegiada por tener cerca a personajes como Rosario Castellanos, José Revueltas, Juan Rulfo, Juan de la Cabada... tuvimos el gusto de convivir con ellos y eso nos enseñó. Creo que hemos ganado mucho porque ahora estamos en la Cineteca Nacional. A través de la historia hemos conocido a varios directores (de esta institución), unos buenos, otros regulares y otros muy malos. Ahora hay un estupendo staff, comenzando porque está un cineasta en la dirección (Alejandro Pelayo) y no un burócrata, que son lentos para cualquier cosa. Por eso se pudo hacer este ciclo”.
–¿Cómo ve a su país hoy día?
–La historia es circular, pero aquí parece que la serpiente se muerde la cola otra vez. Ha tocado a los que no nos ha ido bien, porque nos pegaron duro, como en Morelos, donde defendimos por dos años un bien cultural; lo filmamos desde que comenzó el conflicto y finalmente terminamos en la cárcel. Esto es un ejemplo de cómo se maneja la justicia en México. Lo viví en carne propia. Esa ocasión el Ministerio Público me acusaba de siete delitos graves por los cuales alcanzaba una pena de 27 años. Por eso, mi impresión de lo que pasa en el país es de gran duda. La que todos vemos”.
Sobre el cine independiente considera que “ha cambiado, como la tecnología. Hoy es más fácil hacer un documental por los medios actuales. Pero eso sí: debe reflejar las situaciones que no están señaladas oficialmente. Esto comenzó en los años 70 que lo hicimos con fuerza con los primeros concursos de súper 8, de los que surgieron grandes cineastas. No había premios, porque el único reconocimiento era un diploma firmado por Luis Buñuel. El tema era relativo a lo que pasaba en el país.
Atorón de la producción nacional
Menéndez se hizo documentalista al regresar de Praga, donde estudió tras egresar de la Academia de San Carlos. Pidió ingresar al sindicato de cinematografistas, lo que se le negó. “No admitían a nadie en cualquier rama. Lamentablemente el cine mexicano se atoró ahí en esos años. En ninguna instancia se podía trabajar, hasta que tuve la suerte de llegar al INAH, donde entré para hacer cine etnográfico, cosa que me abrió el panorama porque no conocía el mundo indígena, el cual cambia tu manera de ver la vida, porque es otra moral, otra ética.
“A partir de ahí me dije que tenía que hacer más cine sobre problemas sociales. Todos somos hermanos era reflejo de lo que pasaba en el país. El narrador fue Óscar Chávez, en ese tiempo locutor de Radio UNAM, donde se hacía el sonido de nuestras cintas. De ahí nació mi gusto por hacer cosas independientes, que significa tratar hasta el último minuto que no se pierda tu material”.
El director agradece al personal de acervos de Cineteca, que llevó sus filmes para restaurarlos, pues lo hizo en latas, algunas de las cuales tenían lagartijas, cucarachas y demás bichos cultivados en mi casa de Cuernacava. Ahora quedarán disponibles para las personas que quieran verlos
.
El ciclo se inaugurará hoy a las 19 horas en la Sala 9 con Todos somos hermanos, mediometraje de producción universitaria, y México bárbaro, inspirado en el libro homónimo de John Kenneth Turner, con testimonios de Ethel Duffy, viuda del autor, así como fotografías y documentos históricos únicos. Consultar cartelera de la Cineteca.