El nuevo consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Lorenzo Córdova, subrayó que la agenda derivada de la reforma constitucional en materia electoral es demasiado ambiciosa para los plazos fijados. Se corre el riesgo de caer en el peor escenario para 2015: organizar comicios a la luz del nuevo marco constitucional, pero teniendo que regirse por las reglas vigentes en el Cofipe, en el que los frentes de conflicto y la incertidumbre pueden poner en riesgo la democracia mexicana.

Durante la sesión de Consejo General convocada sólo para el relevo en la presidencia, Córdova expresó que no es tiempo de tremendismos, pero alertar sobre los riesgos es una responsabilidad, corrijo, una obligación, de quienes encabezamos el IFE para acompañar al proceso legislativo pese a la premura del tiempo y enderezar los tuertos de la reforma constitucional.

Aseguró que en el cambio del IFE a instituto nacional electoral (INE) participarán los consejeros para lograr una transición tersa.

Los consejeros asumiremos ese desafío de nuestras encomiendas constitucionales responsablemente con el único límite que plantea el respeto de nuestra dignidad personal y profesional.

Para el nuevo consejero presidente, el propósito originario de la reforma no partió de un diagnóstico compartido de manera unánime, sino una serie de juicios en ocasiones someros y, en todo caso, sumarios, los que orientaron la idea de nacionalizar la organización de las elecciones y nunca se justificó por qué la idea de crear el INE era la mejor de las soluciones, lo que provocó, dijo, el rechazo unánime de los más reconocidos especialistas en materia electoral.

En ese contexto, los cuatro consejeros instaron, con matices, al Legislativo a agilizar las reformas de la legislación secundaria a efecto de posibilitar los comicios de 2015 bajo la nueva regulación.

El consejero Benito Nacif aseguró que hay un escenario preocupante que es necesario advertir por los plazos tanto para aprobar la legislación secundaria como para designar consejeros del INE.

Existe el riesgo de que se repita lo que ha ocurrido en otras instancias del Estado mexicano, en las que se tiene integrado el nuevo órgano autónomo, pero no tienes la legislación secundaria que debe aplicarse y, por tanto, hay que aplicar la vieja legislación.

El consejero Marco Antonio Baños hizo un apretado resumen de los temas más urgentes en que se requiere la legislación secundaria, y aprovechó para recordar que aún hay pendientes de la reforma de 2007-2008.

Destacó la necesidad de definir con exactitud lo que serán las atribuciones constitucionales y legales de los órganos electorales nacional y locales, así como precisar los alcances en el cambio en la fiscalización de gastos.

De acuerdo con la consejera María Marván, el IFE no regateará esfuerzo alguno en apoyar el proceso de reforma, pero no desconozcamos que el tiempo es limitado; tampoco permitamos que las prisas nos obliguen a hacer las cosas mal. Quizá más que nunca debemos recordar el dicho napoleónico: con calma que voy de prisa.

Falta de pulcritud

Por los partidos, el panista Rogelio Carbajal reconoció la necesidad de hacer efectivamente un llamado al Congreso para que a la brevedad pueda tener las legislaciones secundarias. Sin duda serán indispensables para poder procesar las reglamentaciones internas no sólo por el proceso electoral que está en puerta, sino las tareas permanentes y diarias de la institución electoral.

El perredista Camerino Márquez asumió que la reforma aprobada nos ha dejado insatisfechos. El proceso parlamentario mismo careció de opiniones, de conocimiento, de haberse llevado con más pulcritud y más respeto a la toma de decisiones más democráticas. Destacó la necesidad de que los congresos locales apremien la aprobación para concluir la reforma constitucional y elaborar el andamiaje secundario.

Su correligionario Marco Rosendo Medina cuestionó la reforma y descalificó a quienes parecen ser aprendices de derecho que hasta involucraron a la Comisión Nacional de Derechos Humanos en un tema que la propia Constitución tiene vedado expresamente.