El problema son los bancos: cartas a Wall Street, publicado por el sello Sexto Piso
Compila cartas que ciudadanos arruinados dirigieron a los altos mandos de los bancos
Los del 99 por ciento nos hemos convertido todos en pobres, mientras ustedes, los del 1 por ciento, cada vez tienen más dinero
, dice una de las misivas recogidas en el volumen
Lunes 13 de enero de 2014, p. a11
Basado en una historia real. La historia de cientos de personas que lo perdieron todo durante la crisis económica que sacudió a Estados Unidos y dio origen al movimiento Ocupa Wall Street. Los documentos que conforman el libro El problema son los bancos: cartas a Wall Street fueron escritos por estadunidenses que nada tenían que ver con el movimiento, pero sí con las consecuencias del rescate bancario que llevó a la crisis: las hipotecas fueron impagables, no hubo prórrogas, perdieron todos sus ahorros y se acabó el sueño americano que les inculcaron sus padres, sus abuelos, el gobierno.
En el prefacio del libro, publicado por Sexto Piso, los compiladores señalan que los autores de las cartas dirigían sus comentarios a los altos cargos de los bancos donde tenían su dinero o a los directivos, cuyos nombres habían leído en la prensa. Algunas cartas son graciosas y otras son serias, pero en su mayoría se trasluce la férrea convicción latente bajo la cortesía. Se trata de un grupo de ciudadanos que se dirige a otro colectivo de ciudadanos, intentando que los más afortunados tomen conciencia de sus circunstancias. De todas esas cartas, las mejores están recogidas aquí
.
Esta recolección de misivas fue organizada por un grupo de desconocidos que se reunía en el parque Zucotti, de Nueva York, continúa el prefacio. Esos desconocidos pusieron en marcha la página de internet Occupy The Boardroom (traducido aquí como Toma la sala de juntas) a la que llegaron 8 mil cartas en sólo seis semanas, de las cuales se seleccionaron 150.
Los autores de esas cartas, advierte el texto, no solían ser los que visitaban el campamento Occupy Wall Street. Estaban en su casa, haciendo lo imposible para pagar la hipoteca, las facturas y las deudas
.
Lo esencial de estas misivas es que dan cuenta del origen del problema económico “la intersección de los otros grandes poderes –desde el gobierno y la sociedad civil, hasta las empresas grandes y pequeñas–, cuyos abusos y delitos se propagan, produciendo una destrucción épica. El problema son los bancos”.
Así, quienes se animaron a escribir a los directivos bancarios proponen, por ejemplo, que estos beneficiados por las crisis económicas recurrentes paguen lo mismo en impuestos que el común de la población, que se atrevan a vivir con el mismo salario que los que sólo reciben el perjuicio. Piden que no les quiten sus casas, que los bancos les permitan renegociar su pago de hipoteca o reclaman el porqué cuando solicitaron un préstamo para comprar su casa no se les advirtió que poco a poco el pago de intereses los dejaría sin un techo sobre su cabeza.
Ancianos que deben seguir trabajando cuando deberían disfrutar el retiro, porque lo que ahorraron durante toda su vida se quedó en nada después de pagar las comisiones bancarias.
Dice una de las cartas, firmada por Kathleen Beauchot: Hace años había un país llamado Estados Unidos, que yo compartía con millones de personas. Trabajábamos mucho, teníamos un sueño en común y cumplíamos nuestras leyes. Cuando teníamos un problema, los jueces se sentaban y negociaban una solución
.
Pero ahora en ese país no sirve trabajar para tener una pensión, porque se nos dice que no podemos permitirnos un sistema de pensiones
, tampoco un sistema de seguridad social, las becas de estudio cuestan demasiado, los sindicatos fueron desmontados y la pérdida de empleo se cuenta por millones. Los estadunidenses ya no tenemos un sueño americano
.
Una abuela de 69 años escribió: Nosotros, los del 99 por ciento, nos hemos convertido todos en pobres, mientras ustedes, los del 1 por ciento, cada vez tienen más dinero. Lo que no entiendo es cómo pueden dormir por la noche
.
¿Cómo pueden dormir por la noche?