Río revuelto
l sistema educativo de Aguascalientes se paralizó en virtud de un reclamo legítimo de los trabajadores de la educación…” Así empiezan los espots del gobierno de Carlos Lozano que se refieren al paro magisterial que durante varios días mantuvo cerradas las escuelas de educación básica de la entidad.
La tierra de la gente buena
está poco acostumbrada a las manifestaciones y al cierre de calles. Por eso la alarma. Como en pocas ocasiones (la última vez que el magisterio se levantó fue en la administración de Otto Granados Roldán), los maestros salieron a la calle y el ambiente se tensó cuando, además de exigir un bono de rezonificación y la segunda parte de su aguinaldo, reclamaron que se transparentaran las cuentas del Instituto de Educación y descubrieron que su representación sindical sólo ve por sí misma.
La lideresa del SNTE en Aguascalientes, Juana Alicia Espinosa de los Monteros, encarna los mismos vicios que Elba Esther Gordillo: no sólo dirige la sección sindical entre acusaciones de corrupción; además es diputada plurinominal por Nueva Alianza en el Congreso local. Rebasada por la base, no pudo, no supo y no quiso asumir el papel que le correspondía como representante de los maestros, dejó que el conflicto creciera y que el gobierno estatal encontrara sólo una solución: acudir a la Federación para obtener el dinero que se debía al magisterio.
En otros estados estallan conflictos similares. En Aguascalientes las aguas regresaron a su cauce, pero con el peligro latente de que los maestros vuelvan a organizarse para demandar ya no sólo el pago de su nómina, sino también democracia sindical y rendición de cuentas. Debajo de la aparente calma que se logró con dinero de la Secretaría de Educación Pública está el río revuelto del que todos quieren sacar provecho y, en el fondo, la muestra de que el hilo de la relación entre los gobernadores y el gobierno Federal se rompe por lo más delgado: el dinero.
Twitter: @jornadags