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La Sala de Arte Público Siqueiros aloja Perfil de la mujer peruana (1980-1981)

Teresa Burga abre programa que recupera referentes de AL del arte contemporáneo

Con la pieza, fue pionera en poner sobre la mesa temas femeninos indiscutibles de manera abierta

 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de enero de 2014, p. 4

El perfil de los órganos reproductores femeninos, una escultura inédita de un proyecto no realizable en el centro de una sala plagada de diagramas, es la portada materializada del Perfil de la mujer peruana (1980-1981), exposición de Teresa Burga en la Sala de Arte Público Siqueiros, que se inauguró el jueves pasado.

La exposición de la artista, una de las figuras femeninas trascendentales en la construcción histórica de este continente y representante de la renovación de la plástica en Perú durante los años 60 y 70, se inauguró a la par con el trabajo de la mexicana Fritzia Irízar, quien la noche de apertura intervino la fachada del edificio ubicado en Polanco, en el número 29 de la calle Tres Picos.

La obra de las dos artistas, de países y generaciones distantes, abre un programa de la sala de arte encaminado a la recuperación de figuras históricas latinoamericanas como referentes para la práctica del arte contemporáneo, expuso su directora, Taiyana Pimentel.

El 40 aniversario de la muerte de David Alfaro Siqueiros constituye una primera línea que marcará este año el trabajo de la institución, explicó. Pero, una segunda línea será invitar a tres de las figuras femeninas de los años 70 en Latinoamérica, que marcaron pautas del discurso en el posicionamiento de las mujeres dentro de la producción artística en un continente muy masculino, tanto en los lenguajes visuales, como, curiosamente, en las lecturas críticas.

Realizado entre 1980 y 1981, el proyecto Perfil de la mujer peruana fue realizado por Teresa Burga con colaboración con la sicóloga Marie-France Cathelat, en un contexto sociológico. Una encuesta, después traducida en diagramas, dibujó a la mujer de aquel entonces y pusieron sobre la mesa temas que no se discutían de manera abierta.

El resultado fue expuesto en Medellín, Colombia, y en Lima, Perú. Tras permanecer décadas archivado en cajas, el proyecto fue recuperado y se expone ahora en México hasta el 20 de abril.

La artista nacida en Iquitos, Perú, en 1935, encabezó un recorrido por la exposición, donde abundó que esta obra es los perfiles de la mujer: laboral, político, trabajo, educación, religión. Cada perfil al final con la información que se obtiene, yo propongo un objeto para presentación de la obra. Un maniquí dentro de una vitrina, la representación estándar de la mujer, con la silueta de la peruana, la real, mucho más bajita y gordita, se dibujó sobre el cristal, como una de las piezas expuestas hace tres décadas. Ahora las fotos aparecen como testimonio.

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Teresa Burga, una de las figuras femeninas trascendentales en la construcción histórica de este continente, según Taiyana Pimentel, directora del espacioFoto María Meléndrez Parada

El contexto social de mi país era igualito al de toda Latinoamérica, porque la mujer no cambiaba, recordó. Sobre el arte, comentó que la incursión era difícil, era más para los hombres, tenían más capacidad para hacer su trabajo y la mujer iba empujando, empujando.

No las hago (las piezas), nada más diseño, detalló al afirmar que es parte de una deformación académica, pues estudió ingeniería. Por eso, el boceto expuesto tiene inscrito proyecto no realizable.

Es una pieza inédita cuya traducción a la escultura por fin se logró, pues originalmente fue concebida como boceto técnico, detalló Tatiana Cuevas, curadora del recinto, sobre la escultura de edición única que fue donada al acervo de la Sala Siqueiros.

Burga, agregó, trabajaba planteando un discurso en papel. Sus obras eran instrucciones y diagramas producidos, pero nunca objetos. Era sólo un trazo una traducción muy literal de la bidimensionalidad de la línea.

Abundó que la artista comenzó con un discurso un tanto pop art y, luego, al regresar de estudiar en el Art Institute de Chicago empezó a hacer un trabajo hacia la deconstrucción del objeto artístico y se encamina a un discurso más conceptual.

En el caso de Perú hablamos de una década que a partir del 68 hasta finales de los 70 fue un país que estuvo bajo la dictadura militar, donde las artes no eran promovidas de manera sencilla; no era fácil incursionar en el campo artístico, a menos que se tuviera una línea de trabajo dentrodel gobierno.

En opinión de la curadora, para la Sala Siqueiros era muy importante recuperar este tipo de incursión desde el arte, dentro de la sociología y de este discurso feminista, para también pensar cómo estamos hoy día con todas estas preguntas que se plantearon en 1979.