La mañana del domingo, último día de la exposición Obras maestras del Musée de l’ Orangerie, una interminable fila bordeaba el exterior del Museo Dolores Olmedo y serpenteaba por los verdes jardines del recinto de Xochimilco.

No importaba, dijeron varias personas, que el frío calara inclemente ni las cuatro horas que tendrían que esperar para observar las obras de Matisse, Picasso, Renoir, Soutine, Monet, Utrillo, Rousseau y Derain que atrajeron (hasta las 19 horas del domingo) más de 195 mil personas desde octubre, según el conteo preliminar de los organizadores.

Con esta muestra, la primera que ha convocado en ese lugar a tantos espectadores desde temprana hora y ha obligado al personal del museo a cerrar después de las 10 de la noche, también ha sido beneficiosa para los vendedores ambulantes y los franeleros, que saturaron las calles aledañas con todo aquel carro que pudieran acomodar.

Larga espera

Al cruzar el portón de madera, el escenario continuaba con la larga fila y con la gente cubierta con chamarras, botas y bufandas. La espera sería larga hasta llegar a las salas que resguardan las 30 pinturas de los 11 emblemáticos artistas.

En tanto, el público tenía tiempo para tomar fotos, charlar, hojear una revista y comprar un café. Prevalecía la consigna de no perder la paciencia.

El recorrido se inicia con la mirada vigilante del personal de seguridad, el cual se puede prolongar conforme lo marcaban los propios visitantes, puesto que podían hacerlo como quisieran y permanecer observando un lienzo el tiempo que se lo permitieran las demás personas en la sala.

Los colores, los trazos, los nombres, las firmas y las mismas imágenes fueron blanco de comentarios. Es el maestro de los tonos pastel, explicó un hombre a su pequeña hija mientras miraban con atención uno de los cuadros.

En tanto, el personal de seguridad, pendiente, observaba el mínimo movimiento de una mano con celular entre los dedos para evitar se captaran las fotografías de las obras de arte. Enséñeme que ya borró la foto, dijo una mujer vestida de negro y ya con el cansancio de repetir lo mismo durante semanas.

De la treintena de pinturas que convivieron durante varias semanas con el arte prehispánico y los cuadros de Diego Rivera que también resguarda la casona de Xochimilco, sobresalieron para los ávidos visitantes Retrato de dos niñas, Bañista secándose una pierna, Ramo de tulipanes y Duraznos, de Renoir.

Así como los lienzos Jarrón azucarero y manzanas o Árboles y casas, de Paul Cézzane, o Naturaleza muerta con vaso de vino, de André Derain.

De Modigliani captaban la atención Muchacha pelirroja, Antonia y Mujer con cinta de terciopelo, y de Paul Gauguin sobresalió Paisaje.

De Pablo Picasso su Mujer con pandero o el Gran desnudo drapeado resultaban atractivos para observarlos durante minutos.

Las tres hermanas, Odalisca de los bombachos grises y El saloncito fueron las obras que representaron el trabajo de Henri Matisse; entre las importantes obras de Claude Monet estaban el Aduanero Henri Rousseau, Chaïm Soutine y Maurice Utrillo.

Así, con la paciencia de los visitantes, este día concluyó la muestra que por primera vez en Mexico presentó una selección de 30 obras de los artistas del impresionismo y el movimiento moderno en Francia.

La exhibición presentó parte del acervo que perteneció al renombrado coleccionista Paul Guillaume (1891-1934), entre las que destacan piezas de los “top de la pintura”.