La doble medallista olímpica de taekwondo María del Rosario Espinoza sólo tiene en mente seguir en la élite del mundo, ser esa competidora que cuando pasa la miran de reojo para tratar de descubrir –hasta ahora en no muchas ocasiones– una falla para atacarla y dejarla tendida en la lona. Es la idea expresada por su entrenador Pedro Gato.

Antes de la segunda sesión de entrenamiento diario, el preparador que trabaja con una hoja milimétrica, para no dejar escapar ni obviar ningún detalle, dice que el plan anual es que su pupila esté en la mayoría de las competencias para ir sumando los puntos necesarios y clasificar a los Juegos Olímpicos de Río, ubicándose entre las ocho mejores del orbe y evitar la eliminatoria continental.

Sin dejar fuera de la planeación los Juegos Centroamericanos de Veracruz 2014, Gato opinó que la nueva modalidad de clasificación a los JO deriva en un proceso muy severo, desgastante para muchos de los exponentes de este deporte, que deben participar en más certámenes para sumar la mayor cantidad de puntos y meterse entre los ocho mejor ranqueados del mundo, que les permita pasar directamente a las plazas olímpicas.

Agregó: Para lograr el pase de esa forma debes mantener al atleta en su mejor forma deportiva, más de lo que normalmente la teoría del entrenamiento deportivo establece, pero ahora es una dinámica a partir de lo que establece la Federación Mundial, por lo que debe cuídarseles más para evitar cualquier consecuencia negativa.

Aunque en el caso de la sinaloense, nada parece detenerla, porque es disciplinada, aguerrida, además de que su humildad y sencillez la hacen lograr siempre lo que se propone, no sólo en la zona de combate, sino en su vida particular, y hasta ahora suele platicar de competir en Río, para convertirse en la primera nacional en obtener tres preseas en esas lides.

Gato tiene una frase que define su pensamiento: Todo es perfectible, pero nada es perfecto, por lo que debe trabajar en todos los aspectos.