Madrid, 23 de enero.

El presidente del Barcelona, Sandro Rosell, presentó su renuncia con carácter de irrevocable, para evitar que un ataque afecte negativamente la imagen del club, tras la aceptación por la justicia de una querella por el fichaje de Neymar.

En una breve conferencia de la prensa, en la que no aceptó preguntas luego de una reunión extraordinaria con la directiva del equipo, Rosell lamentó haber recibido en los días recientes una injusta y temeraria acusación de apropiación indebida, en relación con la contratación del brasileño.

La dimisión abre una crisis institucional en uno de los clubes más importantes del mundo, y se produjo un día después de que un juez español admitiera a trámite la querella de un socio barcelonista contra el directivo, por apropiación indebida en el referido fichaje.

Rosell, de 49 años, quien llegó al cargo en junio de 2010, será remplazado por el vicepresidente deportivo, Josep Maria Bartomeu, hasta el fin del mandato de la actual junta en 2016, en la que buscaba relegirse.

Según la fiscalía, en noviembre de 2011 Barcelona, Neymar y la sociedad N&N firmaron un contrato por el que el equipo azulgrana mostraba su disposición a fichar al brasileño en 2014, cuando finalizaran sus derechos con el Santos, en el que se incluía una penalización de 40 millones de euros en caso de incumplimiento de contrato.

Posteriormente, las tres instancias decidieron en junio de 2013 resolver el contrato después de que el jugador fue traspasado por Santos antes de la fecha prevista en 2014, por lo que el cuadro catalán reconoció el incumplimiento del contrato anterior y el abono de 40 millones de euros.

Según la versión oficial del Barça, el club pagó por Neymar 17.5 millones de euros al brasileño Santos y 40 millones a una sociedad, supuestamente propiedad del padre del jugador. Por razones de confidencialidad no reveló más detalles de la operación.

Rosell cifró en 57.1 millones de euros (74 millones de dólares) el costo de la operación, pero según la denuncia de un socio del club, el precio real rozó los 95 millones de euros (128.8 millones dólares) por jugosas comisiones repartidas entre las partes.

Rosell, un ex ejecutivo de Nike ligado al mundo del futbol, entró al Barcelona como vicepresidente de la mano de Joan Laporta. Su papel fue decisivo en el fichaje de Ronaldinho en 2003, pero su relación con Laporta se rompió poco después y éste dimitió en 2005.

Durante las tres temporadas completas en el cargo, Rosell logró que el conjunto catalán manteviera una senda estelar de títulos con dos ligas, una Copa del Rey y la Champions de 2011.

Impulsó contrataciones importantes. Además de la de Neymar, fichó a Cesc Fábregas, Jordi Alba, el chileno Alexis Sánchez y el argentino Javier Mascherano, entre otros, quienes ayudaron a apuntalar el proyecto barcelonista en torno a su indiscutible referente Lionel Messi.

Lo que no pudo conseguir fue mantener en la dirección técnica a Pep Guardiola, ícono del barcelonismo. La salida del español en 2012 fue un duro golpe para el club que dirigió Tito Vilanova, a quien respaldó, pero ahora lo maneja Gerardo Martino.

Durante años hemos visto que nuestros éxitos son el resultado de vencer en los terrenos de juego y superar innumerables obstáculos extradeportivos, políticos, externos y, lo que es peor, algunas veces de nuestro propio entorno, afirmó Rosell en rueda de prensa, en la que aludió a las amenazas de muerte que ha recibido desde hace algún tiempo, sin que se conozcan exactamente las razones.

Al margen del frente judicial por Neymar, la fiscalía brasileña acusó a Rosell en marzo de beneficiarse ilegalmente de un amistoso organizado por su empresa de marketing en el país sudamericano en 2008. El caso está todavía bajo investigación.