nriquecido con la lectura que leo y vuelvo a releer de Angelina Muñiz-Huberman en el libro Las vueltas de la Noria (UNAM-DGE-Ediciones El Equilibrista, octubre de 2013) repite los temas que la han apasionado en su vida: Las paradojas de Orfeo
, el apocalipsis
, Cervantes y el Quijote
, María Zambrano (el misticismo, la cábala, poética de la realidad de Kafka) y El Judaísmo
, El Tiempo
, El Teatro (Shakespeare)
, El exilio (español 75 años enterrado)
, palabra, memoria.
Angelina subraya el peso que la herencia de Orfeo tiene sobre las artes. El descenso a los infiernos no significó nada, porque no ocurrió la reconstrucción. Orfeo no rescató a Eurídice y su condena fue crear el canto de la desesperación. Acto vital inútil al que no le quedó más remedio que ofrecerlo a la consagración del arte en su fragilidad
.
La palabra en boca de Orfeo entró en la dimensión de lo impredecible, de lo arbitrario, de lo inesperado
. En la medida en que alteró la lógica se tornó inquietante. Orfeo se granjea el rechazo de Aristóteles y la indecisión de Platón, quien termina por condenar al poeta.
Para Muñiz-Huberman el momento de liberación acaecería cuando la teoría desacralizadora gana terreno y al arte le es permitida la posibilidad de transgresión. Las reglas son quebrantadas y se abre un espacio de creación ilimitada. Una liberación de los rígidos cánones y conceptualizaciones estáticas que asfixiaban a los artistas del siglo XX, y abrevan en el mito de Orfeo como renovadora fuente de inspiración. Porque en la palabra y musicalidad radica la clave de la lira de Orfeo
.
La inspiración órfica permitió a hombres y mujeres talentosos y creativos asomarse y abrevar en la parte oscura, descender a los infiernos y nombrar el desamor y las pasiones, las fronteras entre cordura y locura, racionalidad e irracionalidad, éxtasis y desesperación. Nada podría ya detenerlos y los caminos hacia los mundos velados no se hundían en la oscuridad, sino emanaba la luz
.
Pero la filosofía órfica, como enuncia Muñiz-Huberman, encuentra un eco en la tarea de rescatar el sentido de dicha filosofía, lo que realiza con gran agudeza, talento y profunda precepción y sensibilidad la filósofa española María Zambrano: peculiar estilo que absorbió esa enseñanza y aplicó al estudio de poetas, pintores y músicos del siglo XX. Su obra se convierte en anhelo de alcanzar ese ideal. Lenguaje, fraseo, ritmo prosódico, sorprendentes imágenes y comparaciones, rima interna y juego semántico, libre intertextualidad, la colocan en un borde a medio camino entre la filosofía y la poesía. Un ejemplo de ello sería El Quijote, intuición de lenguaje de lo implícito, lo sugerente, doble filo del habla, “y agregaría una captación en palabras de lo no verbal (José Cueli, Cervantes y Freud, Ediciones La Jornada, 2012).
El pensamiento órfico escapa a la sistematización aristotélica y freudianamente no se limita a reglas. Orfeo, según la autora, accede al mundo exiliado, presente en las teorías órfico-pitagóricas y con ello escapa al encasillamiento de la lógica, desenvolviéndose con más soltura en la versión mítico-poética
(Ídem).
Angelina Muñiz-Huberman coloca el acento en el hecho de que el número, representado por la música y la matemática desplaza a la palabra. O más bien la palabra debe de acoplarse al ritmo del sonido y la medida
. La lógica basada en el logos adoptaría el terreno de la imprecisión y la ambigüedad. El desdeñado pitagorismo
basado en la abstracción y cantidad determinada por el número, adquiriría un lugar preponderante. La poesía derivaría en un logos metaforizante y polifónico
.
Como todo buen texto, el ensayo de Muñiz-Huberman tiene un efecto exegético sobre el lector y conduce a la elaboración de preguntas en el propio campo de quehacer intelectual del que lo lee. La primera pregunta que me surge tiene que ver con la aseveración freudiana de conminarnos a abrevar en las fuentes de la poesía, a escuchar con detenimiento la voz de los poetas, quienes podrían decir, como ningún otro, acerca de lo más íntimo del ser.
La historia se repite, los asuntos humanos son recurrentes, el aprendizaje necesita un poderoso ejemplo a seguir
. Así inicia su trabajo Angelina Muñiz-Huberman y termina en la tensión de la palabra, el exilio y la memoria que serían las del arco en el instante de disparar la flecha hacia un blanco que aún no alcanza.