Sábado 25 de enero de 2014, p. 3
En América Latina el petróleo ha provocado guerras, golpes de Estado, daño ambiental y confrontación entre empresas y gobiernos. No es una historia nueva, pero ahora ha sido revivida por el gobierno argentino, al señalar operaciones financieras de la Shell como una de las razones detrás de la devaluación de su moneda.
América Latina es una región estratégica para proveer energía a las naciones consumidoras. Para garantizar un suministro seguro de petróleo, Estados Unidos, el principal consumidor del mundo, tendrá que convencer a sus aliados de incrementar la producción. La única región que puede hacerlo de manera sustancial es la del Medio Oriente pero esta es una región inestable
, plantea Elizabeth Bravo, de Oilwatch, una red de resistencia a los impactos negativos de la industria petrolera.
Como alternativa al Medio Oriente, Estados Unidos se ha propuesto aumentar la diversidad geográfica de sus proveedores. Ha puesto la mira en zonas como el mar Caspio, África al sur del Sahara y América Latina, especialmente Colombia, Venezuela y México, dice Bravo en el estudio Impactos de la explotación petrolera en América Latina.
La especialista cita que la disputa por el petróleo ha provocado dos guerras en la región: la guerra del Chaco, donde Paraguay perdió territorio con importantes yacimientos, y la guerra entre Ecuador y Perú.