Los rurales
Absorción paramilitar
Buenos
y malos
Claridoso Solalinde
al como lo venía anunciando el gobierno federal (Peña Nieto en la ocasión más reciente, en Davos), el movimiento michoacano de autodefensa armada popular está en vías de ser institucionalizado como coadyuvante formal de la Secretaría de la Defensa Nacional, con el carácter de Cuerpos de Defensa Rurales. En los hechos, merced a un acuerdo firmado ayer por altos funcionarios y por líderes de los presuntos insurrectos iniciales, éstos terminarían siendo Los rurales, como se conocía a las guardias creadas durante el juarismo pero muy desarrolladas y temidas durante el porfiriato, o una especie de madrinas de la Policía Federal o agentes municipales (como un incentivo para empujar a los indecisos a la firma, Los Pinos dio a conocer con inmejorable sentido de la oportunidad la detención de uno de los principales dirigentes templarios, Dionisio Loya Plancarte, El Tío, quien no estaba escondido en algún resquicio de colchón, sino en un clóset, y fue capturado suavemente, sin tiro alguno).
La absorción de los grupos de autodefensa (aunque falta ver si las bases obedecerán automática y mayoritariamente los arreglos de sus representantes) fortalece la percepción de que ese movimiento fue impulsado originalmente por estrategas federales, en una versión (adaptada a las condiciones mexicanas) de lo vivido en Colombia años atrás. Recuérdese que Peña Nieto nombró en campaña electoral al general Óscar Naranjo como asesor para asuntos de crimen organizado, cargo que fue confirmado en cuanto el mexiquense llegó a Los Pinos. Naranjo, ahora de regreso a su patria, justo cuando más se cuestionaba su papel en el paramilitarismo mexicano, fue la mano de Estados Unidos para aplicar medidas de combate a los cárteles del narcotráfico y a la guerrilla de Colombia, y además de asesorar a EPN prestaba similares servicios de consejería al Banco Interamericano de Desarrollo, en Washington.
Una especie de urgencia nacional por encontrar o fabricar opciones de liderazgo popular en momentos aciagos y el innegable hecho de que tomar las armas en defensa propia es una forma de toma de conciencia y de organización de base, hiciera que crecieran expectativas incluso insurreccionales respecto de esos grupos de autodefensa, sin atender los indicios constantes de sus conexiones con el gobierno federal, que ahora trata de cerrar el ciclo insertándolos en las filas militares y policiacas. El crecimiento numérico y los avances tácticos sobre determinadas poblaciones de Tierra Caliente siempre fueron cubiertos por el Ejército y la PF, a pesar del discurso constante del secretario Osorio Chong que anunciaba supuestas acciones implacables de sujeción de todo civil a las normas jurídicas que entre otras cosas castigan el uso de armas de grueso calibre por parte de civiles y la toma de la aplicación de la ley por individuos sin legitimidad burocrática para ello.
El giro tan anunciado busca formalizar la expulsión del bando (los Caballeros templarios) que hasta ahora había controlado con crueldad las diversificadas operaciones de la delincuencia organizada en esa región, pero al mismo tiempo deja el camino libre a los adversarios de ese cártel, específicamente al jalisciense denominado Nueva generación y al nacionalmente dominante, de Sinaloa. Hasta ahora, cuando el gobierno federal se ha cargado en favor de una de las partes en pugna, la violencia se ha esparcido y multiplicado, como lo ha demostrado sanguinariamente el caso de los Zetas (perseguidos con ferocidad por el gobierno que al mismo tiempo se muestra tan tolerante con los grupos encabezados por El Chapo).
Tampoco es desconocido, mucho menos para los ciudadanos de Tierra Caliente que de manera genuina decidieron autodefenderse, que los cuerpos oficiales a los que ahora servirían están penetrados a nivel nacional y regional por los intereses de la delincuencia organizada, tal vez no los mismos que hoy están siendo combatidos circunstancialmente en Michoacán, pero cuando menos otros que en todo caso, serán aceptados, para que siga el negocio
tan sabido, a condición de que no ejerzan medidas despóticas y crueles como las que practicaron usualmente los templarios que crecieron justamente ofreciendo una suerte de salvación respecto a La Familia Michoacana, que a su vez se ofreció como una suerte de salvación respecto de los Zetas, que a su vez…
Otra derivación del quiebre planteado por Peña Nieto a través del gobernador virtual, Alfredo Castillo, al invitar a las autodefensas a regularizarse
, será la estigmatización de todas aquellas expresiones de hartazgo social que decidan tomar las armas para suplir las marcadas deficiencias de las autoridades constituidas. Los insurrectos buenos
deben acabar dando sus nombres y domicilios a los mandos militares, registrando los datos de sus armas y amparándose con una credencial oficial. Quienes no acepten esas reglas de sujeción serán combatidos abiertamente por las mismas autoridades antes complacientes. Habrá de verse si las maniobras michoacanas no buscan también afectar a policías comunitarias como las de Guerrero, que actúan con plena fundamentación legal, decisiones asambleísticas y una visión política y social que no puede ser llevada a los terrenos de colaboración que sí están aceptando los nuevos rurales michoacanos.
Astillas
Sería interesante saber qué pensaban escuchar los dirigentes del PRD que invitaron a un acto con senadores, y con la cúpula en general del sol azteca, al sabidamente claridoso sacerdote Alejandro Solalinde, quien diariamente vive el sufrimiento terrible de migrantes centroamericanos que son víctimas de la barbarie institucional mexicana a la que el partido de negro y amarillo contribuye desde posiciones falsamente opositoras. Solalinde habló de traición, corrupción y prianización
en el partido que fue de la Revolución Democrática.
Y, mientras Miguel Ángel Mancera busca más fórmulas para impedir que el Zócalo capitalino sea centro de convergencia cívica, ahora planeando remodelaciones para convertirlo en espacio peatonal, ¡hasta mañana!
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