e vienen tiempos complicados para la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), apenas inicia el semestre y ya los profesores realizaron paro de labores, aunque el empla- zamiento a huelga está programado para el 15 de febrero. Las razones preocupan: hay irregularidades en la asignación de sus cargas de trabajo, que debieron generarse desde septiembre, por los despidos injustificados de técnicos académicos y algunos adeudos inmediatos. No están parando por dificultades estructurales, sino por la exigencia en el cumplimiento de procesos administrativos cotidianos.

A la sociedad le interesa lo que ocurra en la Universidad, porque ahí se prepara la inteligencia que dirigirá los procesos de desarrollo en el estado, la sociedad desea una UAZ fuerte, de calidad, comprometida con el progreso. Y preocupa que no pueda siquiera administrarse, porque menos será la piedra angular de la preparación del capital humano que requiere el estado.

La Universidad tenía 10 años sin paros y huelgas; nos había acostumbrado a noticias de acreditaciones de calidad, en apertura de mayores oportunidades en los municipios. Ahora, el modelo universitario actual está agotado. El subsidio es insuficiente y requiere al menos lo doble, pero es notorio que los funcionarios gastan mucho y los profesores que sacan el trabajo real de docencia e investigación no son valorados.

Sí, deben exigir más subsidio, pero la sociedad necesita saber en qué se utilizará: para proyectos de investigación y encontrar soluciones a los problemas del desarrollo del estado, o para engrosar burocracias. La sociedad no ha sido convocada para debatir sobre el rumbo de la institución.

Preocupa que se despida a profesores, porque nos quitan grupos de aprendizaje, y nuestros hijos pierden oportunidades, pero no se toca a las burocracias. Estamos en las puertas de un conflicto fuerte, generado por incompetencia de sus dirigencias, en la existencia de intenciones políticas que no son claras y en la falta de liderazgos.