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Ver día anteriorLunes 31 de marzo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El Soldado frente a la Cámara de Diputados
E

n el municipio costero de Guaymas, Sonora, existe un importante estero que la población lleva años luchando para salvarlo de la depredación. Esta joya se llama El Soldado y tiene apenas 322 hectáreas, 70 por ciento de las cuales corresponden al cuerpo de agua. Como fruto de más de 20 años de trabajos hoy figura en la lista de los humedales de cuidado prioritario, es área de importancia para la conservación de las aves y en 2006 el gobierno de Sonora la decretó Zona Sujeta a Conservación Ecológica. Por su parte, el gobierno federal desea convertirlo en Monumento Natural. Además, desde febrero de 2011 la Convención Ramsar declaró a El Soldado humedal de importancia internacional, con las obligaciones que ello conlleva por parte de México. En paralelo, los últimos años ha habido un proceso de protección y conservación con obras para regular el acceso al estero, la construcción del Centro de Visitantes, un muelle flotante para kayaks y una serie de senderos interpretativos.

Sin embargo, la política de conservación y protección de El Soldado ha cambiado sustancialmente el año reciente al pretender ligar dos áreas, el Delfinario y el estero, a fin de convertirlas en un centro de atracciones turísticas, lo que ocasionaría un impacto negativo en toda el área natural. Entre las atracciones figura la instalación de las llamadas tirolesas, tan del gusto del turismo de aventura. Como promueven las empresas que las venden, las tirolesas ofrecen la sensación de volar por medio de un cable de acero sobre barrancos, lagos, árboles, etcétera. Agregan que son una extraordinaria oportunidad de inversión por su seguridad, bajo costo de instalación y mantenimiento y larga duración. Pero ese negocio en El Soldado no cuenta con los permisos y autorizaciones requeridos a escala federal, pese a lo cual hace dos meses se levantaron las estructuras sobre las cuales descansarán las tirolesas. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente clausuró tales obras. Estas violaciones a la legislación vigente ocurrían mientras se avanzaba en integrar un programa de manejo para el humedal. Entre otras cosas, señala que no se deben construir allí tirolesas.

La necedad de hacer obra donde menos conviene, se debe a que los recursos para las tirolesas los aprobó el Congreso de la Unión. Los administra la Secretaría del Medio Amiente y Recursos Naturales (Semarnat), misma que instruye a la Comisión de Áreas Protegidas para que observe, revise y audite el uso de estos recursos por parte de las instancias estatales. La Comisión de Ecología y Desarrollo Sustentable del estado de Sonora afirma que tiene que levantar las tirolesas para evitar que la Auditoría Superior de la Federación emita un dictamen negativo por no realizar tal obra.

Pero además, la Cámara de Diputados parece ignorar el destino real de los recursos que concedió al gobierno de Sonora. Fueron para el proyecto Obras y actividades para la conservación de la biodiversidad del estero El Soldado. En él se habla de torres de observación de aves, de ninguna manera de tirolesas nada recomendables para el cuidado de los recursos naturales, y muy negativas para las 100 especies diferentes de aves locales y migrantes.

En el estero El Soldado se deben cumplir objetivos muy precisos para conservar, proteger y restaurar la biodiversidad dentro de su cuerpo de agua y en terrenos aledaños, además de garantizar su equilibrio ecológico. Igualmente garantizar el valor del paisaje, propiciar trabajos de investigación y fomentar la conciencia ecológica de los habitantes. Pero ahora la recreación vía las tirolesas aparece como el objetivo prioritario. Cuando hay otras actividades realmente amigables con el ambiente: el uso de kayaks, el senderismo, la observación de aves y la bicicleta de montaña, por ejemplo. También se ideó un centro de visitantes que aglutina actividades educativas y recreativas que no dañan, alteran o modifican los procesos ecológicos. Es el caso del crecimiento de los peces, la reproducción de reptiles y la anidación de las aves, varias bajo alguna categoría de riesgo o extinción.

Estas tirolesas ¿son un negocio más con dinero público y a costa de la naturaleza?