Motivadas por diferentes circunstancias, pero con un propósito en común: dejar las calles algún día, 38 personas, entre ellos jóvenes y adultos que pernoctan o trabajan en la vía pública en el centro de la delegación Cuauhtémoc, realizan sus estudios de primaria mediante un convenio entre el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) y las autoridades delegacionales.

Vendedor de botellas de agua en Puente de Alvarado, Alberto Ramírez, de 70 años, cuenta que un día que lo levantó la policía sus compañeros comentaron: “Ya se llevaron al güero ¿y eso? Ha de ser por ratero. Oiga, no, si sólo trabajo en la calle, por eso quiero ser instruido”, relató.

Otro caso es el de Iván Estrada, limpiaparabrisas y tragafuego. Con su sonrisa y su cara de niño, este joven confiesa que va a la escuela porque le gusta la maestra y también porque quiere estudiar una carrera.

–Ya tengo veintitantos años –dice sin precisar su edad.

–Te ves más joven.

–Pues ya ve, la vida no me ha tratado tan mal.

Ambos forman parte de la primera generación de la población en situación de calle que aceptó terminar la primaria, y que ayer se reunió en el Salón de Cabildos para celebrar que Ana Gabriela Fragoso Roa, una de sus integrantes, concluyó sus estudios.

El director general de Desarrollo Social, Édgar Doroteo García, aseguró que suman ya 300 personas de este sector que están en proceso de reintegración.