Lunes 21 de abril de 2014, p. 8
Una vasta operación de ingeniería de casi un año fue necesaria para sacar a Tláloc de una barranca cerca de Coatlinchán, estado de México, el jueves 16 de abril de 1964.
Para cargar el monolito y llevarlo a unos 40 kilómetros de distancia, hasta el Bosque de Chapultepec, fue necesario comenzar por la búsqueda de datos elementales: la densidad del material, el volumen y el peso en sí del numen.
Esa fue la clave de todo. A partir de esas cifras fue posible calcular otros factores de la operación de traslado como la potencia de los motores de dos tractocamiones que lo transportaron o el tamaño de la plataforma sobre la cual se montó.
También con el dato del peso del monolito fue factible construir la base donde Tláloc quedó asentado, a la entrada del Museo Nacional de Antropología.
El encargado de hacer esa minuciosa labor fue el ingeniero Alfonso Tovar, autor del libro Cómo llegó Tláloc a Chapultepec y catedrático de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desde hace 47 años.
Lava gris pálida
Un estudio publicado en 1963 por el arqueólogo californiano Robert Heizer determinó que la roca del monolito era parecida a una lava gris pálida
, una andesita de variados componentes
, hallada en las inmediaciones de la cañada donde estuvo la deidad, cerca del pueblo que está en la jurisdicción del municipio de Texcoco.
Con las muestras de la piedra en mano, Tovar llegó a saber que la densidad del numen es de 2.455 toneladas por metro cúbico.
La piedra fue seccionada en 22 trazos transversales para saber que el bloque rocoso tiene un volumen de 68.047 metros cúbicos.
Para tener una idea de lo que significa eso, es necesario saber que cada metro cúbico es igual a mil litros de agua, por lo que se puede concluir que el volumen del monolito, en su equivalente en agua, podría servir para llenar la Torre Latinoamericana y hasta podría sobrar
, de acuerdo con Tovar.
Más de 160 toneladas
Al multiplicar el peso volumétrico por el volumen se llegó a conocer que el monolito pesa 167 mil 55 kilos, o 167.055 toneladas.
La narración detallada de esta operación de cálculo e ingeniería está en el libro de Tovar, que publicó en 1993 el IPN con un tiraje de mil ejemplares. Pese a ser el único documento sobre este episodio de la historia de la ciencia en México, no hay un plan de reimpresión de la obra.