Habitantes del predio Che Guevara, en Tláhuac, entre los primeros mil afiliados
Unas 160 mil personas en el DF están en esa situación: funcionario de la Sedeso
Miércoles 23 de abril de 2014, p. 33
Alrededor de 150 familias habitan el predio Che Guevara, en la colonia Zapotitlán, de la delegación Tláhuac. Ocupan cuartos de seis por tres metros que dividen entre cocina, sala, comedor, recámara y baño. La mayoría de los techos son de lámina de cartón o asbesto y en algunos llegan a dormir más de 10 personas, entre adultos, adolescentes y niños.
Los jefes y/o jefas de familia no cuentan con empleo fijo, por lo que a veces no tienen dinero para comer o, en el mejor de los casos, deben racionar el alimento.
Éstas son algunas de las características de las primeras mil familias que han firmado el convenio de colaboración para ingresar al programa Aliméntate, por medio del cual el Gobierno del Distrito Federal busca mejorar las condiciones de pobreza extrema y carencia alimentaria en que se encuentran cerca de 160 mil personas en la ciudad de México.
Doña Esperanza tiene 61 años, aunque parece de mayor edad. Es viuda y para mantenerse hace el quehacer en casas de la misma delegación, pero no a diario. Comparte su vivienda con sus dos hijas, que son madres solteras de dos pequeños cada una, cuyas edades van de cinco a nueve años. Una a veces trabaja de ayudante de cocina, y la otra, en una feria.
Cuando tenemos dinero comemos huevos y frijoles. Lo que Dios nos da
, cuenta doña Esperanza, y lamenta que desde hace mucho no tiene gas.
En otro de los corredores se ubica la vivienda de Karina, de 27 años. Es madre de dos niñas y dos niños (de dos, cuatro, ocho y 11 años).
En el pequeño espacio se encuentran la cocina y la sala, y en una esquina una litera. Los niños duermen arriba
, señala. Con huacales colocados uno sobre otro improvisó un pequeño ropero, cuya puerta es un pedazo de tela.
En el baño, de no más de un metro por un metro, se encuentran apiladas alrededor de media docena de cubetas recargadas sobre la pared, y un retrete. Tengo que apartar agua porque no siempre tenemos
, explica.
Para ayudar a su esposo, que hace trabajos eventuales, Karina en ocasiones limpia casas. “A veces comemos sopa y frijoles; ora sí que para lo que nos alcance. Cuando no hay mucho damos preferencia a nuestros hijos; nosotros nos aguantamos”, narra.
Comenta que a veces van a un comedor comunitario que está cerca del predio. La comida vale 10 pesos. Depende del dinero que tengamos vemos cuántas podemos comprar
.
Mónica, cuñada de Karina, tiene 30 años y es madre soltera de siete niños y niñas (de 13, nueve, ocho, siete, cuatro y dos años, y un bebé de un mes). Vivo con mis papás, un hermano y su esposa, otro hermano soltero y una hermana
, responde. Tampoco tiene trabajo.
David Manrique Martínez, líder del predio, explica que no pagan renta, agua ni luz, aunque precisa que están en pláticas con la Comisión Federal de Electricidad para regularizar su situación.
Agrega que no pueden tomar alcohol o drogarse en los pasillos, y quien lo hace puede perder su vivienda.
Jorge Aguilera Arzate, coordinador regional oriente de la Subsecretaría de Participación Ciudadana de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) del Distrito Federal, aclara a los vecinos que firman el convenio que su ingreso al programa Aliméntate no es gratis.
Es una contraprestación social; es decir, se tienen que comprometer a llevar a los niños a la escuela, a ponerles sus vacunas, mantenerlos aseados, cuidar a los abuelos y garantizar que las señoras embarazadas vayan a su consulta médica
, detalla.
Remarca que Aliméntate es un sistema integral que no nada más busca entregar una despensa, sino sacarlos de la condición de pobreza extrema.
Para ello se darán becas a quien se enfrenta a la disyuntiva de cuidar a sus hijos o trabajar; capacitación a quien no tiene empleo y la posibilidad de incorporarse a una actividad laboral, apoyo para acceder a créditos para mejorar su vivienda, y atención médica. De no cumplir, saldrán del programa, advierte.