Firman patrocinio con empresa de cereales
Jueves 24 de abril de 2014, p. a15
Los niños triquis son más que un equipo de basquetbol. Su entrenador Sergio Zúñiga es más que un preparador. Ha cambiado no sólo la vida de los campeones mundiales de su categoría –cuya corona se ciñeron el año anterior–, sino que ahora tienen la posibilidad de terminar una carrera universitaria.
La fama que han cobrado en México y en otras naciones lentamente empieza a pagarles dividendos con una mejor calidad de vida para los protagonistas, pero también para sus comunidades oaxaqueñas, donde ellos debían caminar varias horas para recoger leña y sembrar la tierra.
Sabemos que tal vez es un ritmo fuerte con el que los llevamos de un lugar a otro
, dice Zúñiga, pero concluye que si antes iban por agua, por comida y se levantaban temprano para trabajar en el campo, ahora ese esfuerzo pueden hacerlo para leer un libro, ir a la escuela y buscar romper esa cadena con la que nacieron en el cuello para ser ciudadanos mejores
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No quieren ser grandes estrellas del deporte, suelta con naturalidad el entrenador. Lo que buscan es cambiar sus vidas, en este momento a través del deporte, pero cuando sean grandes con estudios, con una carrera universitaria que los saque de la extrema pobreza en la que nacieron.
Abimael García, de 11 años, uno de los campeones del orbe, destaca que no le gustaría que este momento fuera fugaz, que los ayuden a salir de la situación en la que viven sus familias.
Ayer, la marca de cereales del Tigre Toño firmó un convenio de patrocinio –sin ninguna obligación para los menores, recalca Roberto Fraga Sastrías, gerente de Comunicación Externa Kellogg’s Latinoamérica–, para dotar en especie y efectivo apoyos a estos menores, con la idea de aportar un granito de arena para hacer mejores ciudadanos
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