Saltillo, Coah., 1º de mayo.

Los más de 800 centroamericanos que realizan el Viacrucis del Migrante desde hace varios días partieron la tarde de este jueves rumbo a Tamaulipas. La mañana de este día, el grupo caminó hasta el palacio de gobierno de Coahuila.

La marcha a la sede gubernamental la encabezaron el obispo Raúl Vera López y el sacerdote Pedro Pantoja, asesor de la casa Frontera con Justicia, donde todos los días llegan decenas de centroamericanos en busca de refugio, alimentación, ropa y comida para seguir su camino hacia la frontera con Estados Unidos.

Una representación se reunió con el gobernador Rubén Moreira Valdez, a quien relataron el horror que padecen a diario al atravesar el país de manera clandestina.

La guatemalteca Aura Marina Aguirre comentó que el pasado 9 de abril, en Chontalpa, Tabasco, en los límites con Veracruz, sicarios bajo el mando de un niño de no más de 13 años de edad subieron al tren donde viajan los migrantes para asaltar a cientos de centroamericanos.

Algunos se resistieron y fueron golpeados a puñetazos, patadas y con las cachas de rifles y pistolas. A uno lo violaron y después lo asesinaron. También abusaron sexualmente de una mujer embarazada y le provocaron aborto.

Todo ocurrió cuando el tren estaba en movimiento. Al salvadoreño violado y a la mujer que abortó les dieron un tiro en la frente. Otros 12 migrantes fueron torturados y asesinados aquella noche. Los sicarios lanzaban los cadáveres entre los vagones hacia las vías.

A mí también me han desnudado, es vergonzoso. No hay palabras para explicar todo lo que pasa el migrante en el camino, concluyó Aura su relato.

Por su parte, Blanca Lidia Valenzuela dijo al gobernador: Yo no quiero llegar a Estados Unidos y trabajar; nada más quiero encontrar a mi hijo. Se trata de Víctor Manuel Hernández, que en 2002 salió de Honduras rumbo al norte y jamás se volvió a saber de él.

La mujer ha recorrido México 17 veces, ninguna con éxito. Para pagar los viajes vende tortillas y leña en Honduras, pero el dinero le dura poco, pues debe pagar extorsiones a la policía y al Instituto Nacional de Migración para no ser detenida ni deportada, y a las bandas criminales para que no la maten ni la torturen, y la dejen seguir con su búsqueda.

Lo único que queremos es apoyo para llegar a nuestro destino, dijo la guatemalteca Lidia Morales.

El gobernador ofreció intervenir ante el gobierno federal para que los centroamericanos tengan vía libre en su trayecto a Estados Unidos. Ustedes se ven obligados a esconderse para no ser deportados y en ese clandestinaje son víctimas de delitos; una cosa lleva a la otra.

La última escala de la caravana fue San Luis Potosí y este jueves por la tarde los 18 autobuses salieron rumbo a Nuevo Laredo o a Reynosa, como estaba programado originalmente, pero la violencia los llevó a pensar en un cambio de planes.