Cultura
Ver día anteriorDomingo 4 de mayo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Tristán e Isolda inauguró la 77 edición; se trató del último estreno en el Teatro Comunal

Una apretada agenda disipa las amenazas al Festival Maggio Musicale Fiorentino

Hace un año estuvo a punto de desaparecer; hoy contará con una gala que costo más de 360 mdd

Foto
Un momento de la ópera wagneriana Tristán e Isolda, que inauguró el programa del 77 Festival del Maggio Musicale FiorentinoFoto Simone Donati/Terra Project/Contrasto
Especial
Periódico La Jornada
Domingo 4 de mayo de 2014, p. 3

Florencia.

El Festival del Maggio Musicale Fiorentino, en su 77 edición, inauguró su nueva temporada con la ópera Tristán e Isolda, de Richard Wagner, a la cual seguirán tres réplicas hasta el 11 de mayo.

La apretada agenda para este año hace olvidar los durísimos momentos que ha enfrentado el Maggio hasta ahora, que incumbe aún la sombra de la posible extinción de este encuentro, uno de los más reconocidos y antiguos de Europa.

A pesar de ello, el programa aparece dilatado respecto del pasado, al abarcar de manera íntegra mayo y junio, a lo largo de los cuales se exhibirán: ópera, ballet, conferencias, cine y conciertos. Entre otros se presentarán: la Berliner Philharmoniker, dirigida por Gustavo Dudamel; la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo, por Yuri Temirkanov, (que estuvo recientemente en México), y la Orchestre Philharmonique De Monte Carlo, al mando de Robert Treviño, hace un año director invitado de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, también de México.

El Opening Gala del 10 de mayo, será el acto de mayor glamur y el más caro del programa, con un costo en platea de 250 euros. Un popurrí de ópera, ballet y concierto, dirigido por Zubin Mehta, que será transmitido en directo por RAI 5, con el cual se inaugurará de manera definitiva el nuevo teatro de la Ópera de Florencia, nombre de la nueva casa del Maggio, con tecnología a la vanguardia, cuyo monto de construcción supera los 360 millones de dólares.

Esta ha sido, por tanto, la última premier en el Teatro Comunale (Municipal) antes de ser transformado en centro comercial y oficinas. No se niega cierta nostalgia al despedirse de la que ha sido sede del Maggio desde su fundación, en 1933.

Drama, para abrir programa

El Festival abre como un náufrago que tras años de tormenta se niega a perecer.

El drama wagneriano aparece como metáfora de este destino incierto, la tensión constante que se vive a lo largo de las cuatro horas de ópera (cinco incluyendo los intermedios), se enfatiza con la realidad, no sólo del teatro, sino del presente.

El ambiente se percibe apagado, no combativo, como en otros momentos; los trabajadores están en espera de una solución, no hay protestas fuera del teatro. El desfile de vips se ha reducido. Por primera vez falta el acalde de Florencia, Matteo Renzi, siendo hoy primer ministro de Italia.

La platea estaba casi al completo, pero no el resto del teatro, con un auditorio en su mayoría de personas mayores.

El reparto, donde destacan los alemanes Torsten Kerl, como Tristán, y Lioba Braun, como Isolda, aunque de óptimo nivel, no logró transportar el alma del público; las voces carecían de potencia, los aplausos fueron más bien fríos. Las palmas se las llevaron Mehta y la orquesta del Maggio.

El director teatral Stefano Poda, siguiendo su personal idea de trabajo en búsqueda de una integración unitaria de todas las artes, como representa la ópera, cubre los papeles de escenógrafo, coreógrafo, diseñador de vestuario e iluminación.

El aspecto general del palco fue de un rigor minimalista casi religioso, de grave ritualidad. Todo el superfluo, incluso la actuación de los personajes, la gesticulación, el vestuario, se redujo a la mayor sobriedad. Pocos sólidos geométricos componen el escenario, cuyo centro visual es una montaña de arroz alimentada desde el techo mientras cae ininterrumpidamente a lo largo de los tres actos, semejando a un reloj de arena que invade parte del palco. Es el símbolo de la vanitas, es decir de la caducidad de la vida –según señala Poda–, y por ello en lugar de arena usa arroz, porque su naturaleza no es perecedera como la vida: la muerte es el tema recurrente a lo largo de la obra.

“Nunca como en Tristán, Wagner anticipa todo el siglo XX de Freud y Proust”, concluye Poda en el texto del programa.

La dirección de Poda, aunque fría y a veces sofocante, cala al espectador en los sentimientos primigenios, en las angustias de los personajes, no como valor individual sino universal. La iluminación es lo que vuelve viva la escena, la hace cambiante y vital, crea atmósfera.

El resto del reparto está formado por Stepehen Milling (Rey Marke), Martin Gantner (Kurwenal) Kurt Azesberger (Melot) y Julia Rutigliano (Brangäne).

Mala administración

Hace más de un año el Maggio se encontraba al límite de la desaparición, sumido en las deudas en un contexto de crisis económica y sectorial, aunado a una mala administración interna. El hueco era de 15 millones de euros, y de 7 millones, en atrasos de pago a trabajadores y artistas.

Desde entonces, Francesco Bianchi –asignado comisario extraordinario– ha luchado por salvarlo tomando medidas drásticas que eviten, en lo posible, los despidos, con éxito hasta ahora.

Bianchi ha sido el primero en presentar al Ministerio de Bienes Culturales un plan de saneamiento que deberá ser aprobado por Pierfrancesco Pinelli, esperando beneficiarse del fondo de 75 millones de euros asignados en 2014 a las fundaciones Lírico Sinfónicas, en crisis en todo el país, gracias al decreto de la ley Valor cultura, emanada el pasado octubre.

Mientras tanto las deudas del Maggio han disminuido gracias a una revisión de cuentas, a la reubicación del personal en otros entes –que incluye todo el sector de danza– lo cual permitirá una disminución del gasto por 4 millones de euros al año, evitando que los trabajadores pierdan su trabajo.

Para el comisario es un acuerdo histórico, el primero de este tipo en Italia, un modelo a seguir, contando con la aprobación de los sindicatos.

Bianchi ha logrado además el congelamiento de intereses de los 15 millones de deudas a los bancos hasta el primero de enero de 2017. Lo mismo intentará hacer con los proveedores.

Según Dario Nardella, que ha sustituido a Renzi como alcalde de Florencia, en víspera de las elecciones municipales, el sol ha salido para el Maggio, las nubes ahora han quedado detrás.