Las librerías del Fondo de Cultura Económica (FCE) son insuficientes para la población, están inequitativamente distribuidas en el territorio nacional y algunas carecen de espacios adecuados para desarrollar actividades académicas y culturales o cuentan con áreas limitadas de exhibición, se informa en el Programa Institucional del Fondo de Cultura Económica 2014-2018.

El documento que fue publicado el viernes 9 de mayo en el Diario Oficial de la Federación es resultado de un diagnóstico que la institución realizó en diciembre pasado a través de una convocatoria presencial y virtual llamada ¿Qué esperar del FCE al inicio de su 9a década?, en la que creó un espacio para que lectores, autores, traductores y participantes de la cadena del libro nutrieran con sus propuestas el programa de trabajo de la institución para el próximo sexenio.

Según los resultados de este análisis, después de dos administraciones panistas, el Fondo de Cultura Económica tiene en sus catálogos para niños y jóvenes a pocos autores mexicanos, le urge redefinir las funciones de sus comités editoriales, así como fijar políticas para garantizar la selección imparcial de obras, unificar criterios y agilizar los procedimientos de evaluación de contenidos, formatos y potencial comercial de las propuestas editoriales que se reciben, revitalizar colecciones tradicionales, sostener un programa permanente de reimpresiones, y mantener los elevados estándares de calidad en edición, traducción y diseño gráfico en las obras impresas y electrónicas, característicos de esta casa.

Por abrir más librerías

El Programa Institucional del Fondo de Cultura Económica 2014-2018 añade que existen nichos de mercado insuficientemente atendidos, como el sector académico, en el que hemos perdido presencia en las últimas décadas, o las tiendas departamentales y las ferias nacionales e internacionales, donde reforzaremos nuestra presencia.

El diagnóstico reitera que para abrir nuevas librerías, más atractivas para el lector, se buscará el equilibrio entre la accesibilidad económica y la identificación de los puntos de mercado con mayores perspectivas de crecimiento, o con más necesidades por satisfacer. Más allá de las consideraciones puramente mercantiles, es vital coadyuvar con otras instancias de gobierno en desarrollar hábitos de lectura y cultura digital en las comunidades donde está implantado el FCE.

También se explica que la editorial más importante del Estado mxicano es pionera en la edición electrónica, pero su oferta aún resulta limitada, pues ronda los 700 títulos. Se hace necesario entonces impulsar en el mediano plazo una política enérgica para contar con al menos 2 mil 200 títulos en 2018. Para lograrlo, es preciso crear un Comité de Libros Electrónicos que establezca mecanismos y procedimientos para las políticas de edición, producción, promoción, comercialización y distribución de libros electrónicos, las cuales aún no existen de manera formal en la editorial.

Durante el presente sexenio el Fondo de Cultura Económica tiene planeado reforzar su presencia en América Latina y Estados Unidos mediante la apertura, ampliación o reorientación de algunas filiales y a través de su consolidación como auténticos puntos de encuentro y circulación de libros e ideas entre países y regiones, que trasciendan y sean algo más que eras representaciones comerciales.

Digitalización del acervo

Una de las líneas centrales de la política comercial del FCE será, añade su programa de trabajo sexenal, la “modernización y expansión de la red de librerías para obtener los recursos que le permitan materializar su vocación social y ofrecer mejores libros con precios competitivos para que más gente los adquiera, atendiendo con ello la demanda de distribución y consumo de libros propios y de otras editoriales.

También habrá que elaborar una estrategia de posicionamiento del Fondo en el ecosistema digital con la aportación de contenidos en apps, páginas interactivas y con formatos enriquecidos o de ePubs; en la actualización de la Librería virtual; en la generación de productos y servicios para nativos digitales; en reforzar la presencia del FCE en las redes sociales; en incorporar lo digital a las librerías físicas; en avanzar en la contratación de derechos de ediciones electrónicas; en la digitalización de nuestro rico acervo, y en la salida simultánea de los títulos en formato impreso y electrónico, cosa que tampoco ocurre hoy, y que nos hemos propuesto afrontar de manera inmediata.