Opinión
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Sacro y profano
E

s un gran foro para analizar el fenómeno religioso y sus implicaciones sociales. Me refiero al nuevo programa que conduce el sociólogo Bernardo Barranco en el Canal Once. En cada emisión participan invitados e invitadas que ofrecen datos duros y opiniones sobre alguna vertiente de lo religioso, las creencias vigentes en algún sector de la sociedad, las instituciones y liderazgos que administran los llamados bienes simbólicos de salvación y proyecciones sobre la diversificación religiosa contemporánea.

Barranco Villafán es bien conocido por la comunidad lectora de La Jornada, porque en sus páginas escribe sobre asuntos sociorreligiosos. Su libro más reciente ha tenido muy buena recepción, ya que se trata de una estimulante conversación titulada El evangelio social del obispo Raúl Vera. El tiro inicial de la obra se agotó y la casa editora ha debido elaborar una reimpresión.

En marzo de 2013 Bernardo fue despedido de Radio Red, tras haber conducido casi por 18 años el programa Religiones del mundo. El pretexto para cesarlo fue que al participar en otra radiodifusora contravino su contrato de exclusividad. El especialista en sociología de la religión tuvo participaciones especiales en los programas encabezados por Carmen Aristegui en CNN y Noticias MVS. Las colaboraciones de Bernardo en estos programas fueron durante el cónclave que terminó eligiendo a Jorge Mario Bergoglio como nuevo papa, en sustitución de Joseph Ratzinger.

Carlos Aguirre, director general del Grupo Radio Centro, advirtió a Bernardo Barranco que sus colaboraciones en otras emisiones radiofónicas y televisivas podrían traerle repercusiones negativas en Radio Red. El empresario fue contundente: Tú eres exclusivo de Radio Centro. Si vas con Carmen (Aristegui) estarás alimentando a mi competencia. No queremos deshacernos de ti, pero tú elige, recuerda Bernardo que le dijo Aguirre. Además no lo indemnizaron ni le fue permitido un último programa en el que pudiese despedirse de su audiencia.

Un año después de su forzada salida de Radio Red, Bernardo está de vuelta para continuar abriendo espacios al tema de las múltiples expresiones de lo religioso. El programa televisivo en Canal Once se llama Sacro y profano, y el mismo Bernardo ha explicado que lo tomó “de un libro de un famoso antropólogo polaco-francés, Mircea Eliade, estudioso de las civilizaciones […] donde establece que no hay ninguna sociedad pura por más religiosa que sea, siempre hay elementos profanos… pero también al revés, hasta las sociedades más ateas tienen elementos religiosos”.

Desde antes de salir al aire Sacro y profano tuvo quienes buscaron obstaculizarlo mediante presiones al Canal Once. Sobre todo las cúpulas conservadoras católico romanas quisieron disputarle hasta el nombre del programa, arguyendo que tal apelativo es usado desde hace tiempo por algunos medios católicos impresos y otros que circulan en la red cibernética.

Bernardo Barranco ha dejado en claro cuál es el hilo conductor del programa: Es muy importante que los mexicanos dejen de tener miedo a los temas tabú, y hasta hace muy poco lo religioso era intocable, era algo como la sexualidad, que estaba ahí, pero que no se tocaba y creo que como sociedad hemos ido creciendo, hemos adquirido mayor madurez y estamos en el momento de poder abordar incluso en medios masivos, como es la televisión, como es el Canal Once, temas que hasta hace muy poco tiempo eran subterráneos.

Estoy seguro de que, como antes en Religiones del mundo, en Sacro y profano su conductor dará espacio al uso que algunos hacen de lo religioso para proveerse de beneficios grupales y personales, liderazgos que usufructúan la religiosidad de la gente. Este tipo de liderazgos pululan en el amplio abanico de asociaciones religiosas existentes en México. Que tal realidad sea mostrada públicamente resulta sumamente incómodo para quienes impulsan el verticalismo, el control de los creyentes, la oscuridad en sus manejos financieros y abusivos en otros terrenos.

La duración de Religiones del mundo era de una hora. En contraste, Sacro y profano tiene la mitad de aquel tiempo. Este es el único inconveniente que encuentro en la emisión televisiva conducida por Bernardo. La calidad del programa y un auditorio creciente y participativo tal vez hagan posible que Sacro y profano crezca y ello sensibilice a los directivos del Canal Once para duplicarle el tiempo.

Como bien sabe Bernardo Barranco, porque es un experto en el tema, la pluralización religiosa avanza en México. También avanza la diversificación de la sociedad mexicana en todos los órdenes, y en algunos sectores crece la demanda informativa y analítica que haga justicia a esta diversificación. Paulatinamente, no a la velocidad que merece la ciudadanía, pero se abren caminos en medios televisivos (los más renuentes a documentar la pluralidad del país), esfuerzos como el de Bernardo Barranco y el equipo que le acompaña. Deseo larga vida a Sacro y profano.