La Mira, Mich., 14 de mayo.

La primera acción de armas de las autodefensas uniformadas fue detener a otras autodefensas. Y para colmo: aprehender, en el río revuelto, a algunos que ellos mismos habían enviado a preparar la toma del puerto de Lázaro Cárdenas.

El Día de las Madres, el comisionado federal Alfredo Castillo presumió la participación de la nueva policía, llamada Fuerza Rural, en la aprehensión de 155 personas que se hacían ostentar falsamente como autodefensas. La mayoría, 123, fueron aprehendidas en La Mira, muy cerca de Playa Azul.

Al día siguiente, Alberto Gutiérrez, comandante Cinco, cercano al comisionado Castillo, mostró con orgullo las fotografías de él y sus hombres al pie de un helicóptero de la Marina. “En uno íbamos los cincos y en otro los pitufos”, bromeó.

¿Quién es quién?

Pero, ¿es cierta la afirmación de que los detenidos se hacían ostentar falsamente? Reúnanse los siguientes ingredientes:

Los testimonios de los habitantes de esta población indican que la mayoría de los detenidos eran fuereños. Cuando los detuvieron tenían aquí poco más de una semana. Todos traían camionetas con logotipos de Apatzingán, Parácuaro y otros municipios de la Tierra Caliente, dice la encargada de una tienda de abarrotes.

En Apatzingán, hace un par de días, el padre de uno de los detenidos, un muchacho veinteañero, rumiaba su coraje contra el gobierno y contra los mandos de las autodefensas que hicieron el operativo: él mismo es autodefensa. Mi hijo es limpio. Si algún día yo hubiera sabido que se metía a la maña, yo mismo lo mato.

Hoy, decenas de personas, familiares de los detenidos, se manifestaron en Apatzingán, donde declararon que sus parientes son autodefensas auténticas. Algunos mostraron documentos oficiales que avalan el registro de las armas que portaban.

El comandante Cinco, en entrevista con este diario, reconoció que entre los detenidos podría haber inocentes, pero aseguró que pasarán un tiempo en la cárcel, mientras se investiga.

Durante largos meses, los líderes más conocidos de las autodefensas tuvieron que dar largos rodeos para no pasar por Apatzingán, pues esa ciudad seguía en manos de los templarios y cruzarla podría costarles la vida.

Sin embargo, aquí, donde dominaban las autodefensas falsas, Estanislao Beltrán estuvo al menos dos veces a principios de este mes.

Las verdaderas falsas autodefensas, valga la expresión, surgieron en La Mira la noche del 26 de febrero, cuando un grupo de personas que habitantes de este poblado reconocieron como operadores de los templarios repartió camisetas con la leyenda Autodefensas de La Mira y celebró un mitin en la plaza.

Gracias a un video obtenido por este diario, se conocieron detalles de la peculiar protesta.

Uno de los oradores arengó desde el kiosco: A raíz de que el gobierno federal legalizó a las autodefensas, se están aprovechando grupos de gatilleros, de lacras, como son los que acaban de llegar a Caleta, que vienen de Coalcomán y de Jalisco (el cártel Nueva generación).

Algunos de los asistentes todavía ni se ponían las camisetas que les acababan de repartir, las sostenían en las manos, pero todos iban encapuchados.

Otro orador dijo. Un movimiento legítimo surge de la necesidad del pueblo, como somos nosotros, que sin necesidad de armas estamos exponiendo nuestra problemática: queremos que el gobierno federal ponga ojo a todo ese tipo de gente que está en Caleta y que son un riesgo para nuestras poblaciones. Los invito a que nos acompañen. Vamos a formar barricadas. Tenemos el apoyo del Ejército, de la Marina.

Al día siguiente, los hombres instalaron el retén de Chuquiapan, más o menos a 40 minutos de La Mira y a una hora de Caleta de Campos, que hasta ahora sigue siendo la última estación de las autodefensas.

Fue en ese retén donde se registró la balacera que costó cinco vidas el pasado 27 de abril, hecho que propició la ruptura de Papá Pitufo y otros líderes con el médico José Manuel Mireles.

Hoy, en el punto donde estuvo ese retén –de una pasó a tres barricadas– sólo hay basura y cacharros abandonados, así como dos cruces con los nombres de Juan Manuel Preciado Chávez e Israel González Vázquez.

En Caleta de Campos, los comunitarios muestran una libreta que recogieron de ese lugar. Es un diario de pagos. En cada hoja se escribía la fecha, los nombres de los asistentes a las barricadas y, en algunos casos, las cantidades pagadas. En el encabezado o hasta abajo están los nombres de los encargados de llevar a la gente. Según los comunitarios de Caleta, se trata de criminales conocidos.

Somos gente humilde, comerciantes, pescadores, vea nuestros zapatos, decían los que hablaban en el retén de Chuquipan. Aunque, detrás de ellos, unos recién llegados en una camioneta nueva portaban los celulares más caros al cinto. Camisetas estampadas y mantas rotuladas profesionalmente completaban el cuadro.

En La Mira, los supuestos falsos autodefensas tenían instalados varios retenes en La Mira y sus alrededores. Este día, una retroexcavadora retira los costales que formaban una barricada en el vecino pueblo de Acalpican.

El cuartel de las autodefensas falsas estaba en una granja de pollos que, según habitantes de La Mira, ha tenido tantos dueños como mafiosos han controlado la plaza. La granja de pollos está abandonada.

Y el miedo ha regresado. Los ciudadanos que en días anteriores se reunieron con Papá Pitufo con la idea de armar un consejo ciudadano no quieren saber nada del asunto.