El deber actual de un medio independiente ante la sociedad no sólo consiste en informar, sino también en ayudar a remontar el desaliento que se ha generalizado en sectores enteros y conectar con una generación de jóvenes, que ha crecido en los pasados 30 años sin más referencia concreta que el modelo neoliberal que se impuso entonces en México, señaló la directora de esta casa editorial, Carmen Lira Saade, al presentar a los accionistas de Demos (Desarrollo de Medios, SA de CV), el informe sobre la conducción del diario en el ejercicio 2013, mismo que la asamblea aprobó por unanimidad.

Antes de iniciar y a solicitud de la directora general, los accionistas guardaron un minuto de silencio en memoria de los amigos y compañeros de La Jornada que nos han dejado este año: José Emilio Pacheco, José María Pérez Gay, Juan Gelman, Manuel Ahumada, Carlos Narváez, Félix Carapia y Gabriel García Márquez.

La Jornada, dijo luego, es el producto de 30 años de trabajo continuado, de más de 10 mil 600 ediciones consecutivas, de una convicción que no se nos ha desgastado a pesar de los acosos, de vivir prácticamente sitiados y cercados, de las dificultades materiales. No hay en ello espíritu victimista o triunfalista y menos autocomplaciente. Es claro que tenemos muchas tareas por delante, tanto en el día a día como en los esfuerzos a mediano plazo.

Cerca del 30 aniversario de La Jornada, Carmen Lira recordó que la vida de este diario ha coincidido con una etapa particularmente oscura y sórdida de la historia, la de la implantación mundial de un modelo económico depredador que no ha significado el fin del Estado pero sí, en buena medida, el fin del estado de derecho y su suplantación por la ley de la jungla. A la economía globalizada corresponde una criminalidad también globalizada y enquistada en instituciones, empresas y conciencias. El llamado Consenso de Washington ha conllevado, en México y en otros países, la desmoralización, el acanallamiento y el abatimiento sociales.

Al continuar su reflexión sobre los cambios que han marcado tres décadas de la vida del país, destacó que el principal conflicto ya no se desarrolla entre izquierda y derecha, entre asalariados y patrones, entre gobiernos y oposición, entre campo y ciudad, sino entre criminales, ladrones, traficantes de uno y otro bandos. En este contexto, el periodismo está ante muchos riesgos: el de los atentados a la integridad física de los informadores, el de la banalización de la violencia y el de la pérdida de un rumbo ético en el desempeño del oficio.

“Y no, no nos resignaremos a esta decadencia de la moral pública. En todo este tiempo hemos actuado del lado, en el nombre y por cuenta de los ciudadanos, de esa parte de nuestra sociedad no resignada a una decadencia de la moral pública y a una deformación de las instituciones. Este compromiso de identidad es el que ha ayudado a La Jornada a atravesar estos 30 apasionados, trabajosos y confusos años de la historia mexicana. Y nos ayudará en los tiempos por venir”, enfatizó.

Agradeció entonces a todos quienes apoyaron en su momento este proyecto, particularmente al artista oaxaqueño Francisco Toledo, quien donó mil obras para ser subastadas hace 30 años, y hoy creó una obra especial para conmemorar este aniversario de La Jornada. Habrá también, dijo Carmen Lira, una serie de actos entre septiembre y diciembre próximos.

Y organizaremos, desde luego, una fiesta, una gran fiesta que resultará memorable, porque es mucho lo que tenemos que celebrar, entre otras cosas, creer y gozar en lo que hacemos cotidianamente. Tener la certeza del país, del mundo que queremos. Se trata simplemente de un acto de fe y de confianza en el periodismo del más alto nivel, en el periodismo, nuestro amado oficio, sentenció.

A lo largo de la asamblea los accionistas conocieron la información financiera del presidente del consejo de administración, Hugo Gutiérrez Vega, y la auditoría del comisario de la sociedad de accionistas, Luis Linares Zapata, que también fueron aprobadas por unanimidad.