Belén, 25 de mayo.

El papa Francisco hizo hoy un llamado a acabar con el conflicto en Medio Oriente, abogó por la creación de dos estados como solución e invitó a los presidentes palestino, Mahmoud Abbas, e israelí, Shimon Peres, al Vaticano para una plegaria por la paz, a su llegada a la ciudad palestina de Belén durante la segunda etapa de su peregrinación a Tierra Santa.

En uno de los momentos más emotivos de la visita a Tierra Santa, el Papa hizo una parada imprevista ante el muro de separación entre Cisjordania e Israel, que Tel Aviv considera indispensable para su seguridad, pero que los palestinos llaman “muro del apartheid” y denuncian como símbolo de la ocupación. Ahí, Jorge Mario Bergoglio tocó la barda con la mano, inclinó la cabeza y rezó algunos minutos.

Por el bien de todos, hay una necesidad de intensificar los esfuerzos e iniciativas para crear las condiciones para una paz estable basada en la justicia, es hora de poner fin a una situación que se ha vuelto cada vez más inaceptable y que se hagan sacrificios para crear dos estados, con fronteras reconocidas internacionalmente, con base en la seguridad mutua y el respeto al derecho común, dijo.

Palestinos jubilosos gritaban viva el Papa, al final de una misa al aire libre en la Plaza del Pesebre de Belén, donde la tradición católica dice que nació Jesús. Allí, Bergoglio se refirió directamente al Estado de Palestina y ofreció su apoyo a la petición de reconocimiento de Estado en medio de un proceso paralizado de diálogo. Llamó a Abbas hombre de paz.

Al dar la bienvenida al Papa argentino, el presidente Abbas le pidió que ayude a conseguir una paz justa e integral, así como la estabilidad en la región. Abbas también instó a Israel a lograr junto con los palestinos una paz justa, porque son un pueblo que anhela vivir en paz y con dignidad, y dijo que la visita papal es un mensaje al mundo que recuerda lo difícil que es la vida en Palestina.

El Papa llegó a Belén en helicóptero procedente de Jordania, almorzó con familias palestinas de Jerusalén este, Galilea y Gaza. También visitó un campo de refugiados donde las familias le informaron los problemas diarios que enfrentan de segregación, la construcción de colonias y el control de sus desplazamientos por Israel.

Poco antes de partir a Tel Aviv, Bergoglio invitó a Abbas y Peres a que se reúnan con él en el Vaticano para rezar por la paz. En Israel, el Papa reiteró este llamado y ambos mandatarios aceptaron la invitación papal, que ocurre un mes después del colapso del último intento político por negociar un tratado de paz. No se fijó una una fecha, pero debe celebrarse en breve porque el mandato de Peres termina en julio.

Construir la paz es difícil, pero vivir sin paz es un tormento constante..., asentó el Papa.

Condenó el antisemitismo, la discriminación y la intolerancia. Expresó su profundo dolor por el atentado contra el Museo Judío de Bruselas, que causó la muerte de cuatro personas, dos de ellas israelíes. Reafirmó su llamado a no abandonar las negociaciones de paz con los palestinos, a que se reconozca el derecho de Israel a existir y el de Palestina a una patria soberana.

Por último, el Papa celebró un encuentro histórico con el patriarca ortodoxo Bartolomeo I en la iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, para sellar la unidad de los cristianos.