Paz López, de ONU mujeres, aseveró ayer que para la Organización de Naciones Unidas la discriminación y la violencia contra las mujeres y las niñas constituye la más extendida violación de derechos humanos en el mundo, y los estados no pueden ser parte del problema.

Al participar en el foro Retos y perspectivas desde la sociedad civil. A 20 años de Belem do Pará, organizado por la Comisión para la Igualdad de Género, del Senado, López resaltó que el desdoblamiento de la violencia contra el sector femenino ha sido progresivo desde la primera Conferencia Mundial de la Mujer, celebrada en México en 1975 hasta nuestros días.

Por cierto, refirió, aquella primera conferencia apenas menciona la violencia contra las mujeres, y lo hace sólo en una de sus facetas: como un tema de la familia y de la sociedad moderna.

ONU Mujeres recordó que en esa conferencia se pedía a los estados crear servicios de consejería en los hogares, tribunales de lo familiar habilitados para brindar asistencia en la solución de conflictos en esa área.

Subrayó que en la segunda Conferencia Mundial, que se realizó en Copenhague, se hablaba ya de maltratadas, de agresiones en el hogar, de violencia como abuso de las y los integrantes del grupo familiar, pero no específicamente esa violencia contra las mujeres que hoy queremos atender y erradicar.

La funcionaria hizo un rápido recuento de lo que ha ocurrido desde aquellos años, pasando por la Conferencia Mundial efectuada en Nairobi; la creación del Comité Cedaw, la Plataforma de Acción de Pekín, a la fecha. Desde ese entonces, destacó, hemos insistido en nombrar, nombrar para reconocer ese derecho que tienen las mujeres a una vida libre de violencia, y hemos preservado en darle existencia normativa, hemos preservado en nombrar la otra cara de la moneda, que es la violación de este derecho, como acto discriminatorio.

La presidenta de Instituto Nacional de las Mujeres, Lorena Cruz Sánchez, resaltó que a dos décadas de haber firmado la convención de Belém do Pará, la violencia de género sigue siendo el mayor impedimento para que las mujeres ejerzan su derecho a la salud, al empoderamiento económico, a la educación, a la justicia, a la vida y a la libertad.