Un joven escritor inglés ha configurado una historia sobre un muro y un niño, una fórmula de encuentro que nos remite al Muro de Berlín y su clásica historia de la guerra fría, en la que dos menores hacen amistad a través de una pared; uno vive del lado comunista y el otro en el capitalista. En el caso de la obra de William Sutcliffe, el hallazgo del niño es también una decepción, pero aquí un joven de Israel descubre a sus vecinos palestinos y aprende que ellos no son sus enemigos, como le han dicho sus mayores. Cuando pasé al otro lado del muro, William Surcliffe, Alfaguara, 342 pp.

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