Los desastres naturales se han convertido en otro causa que, como la pobreza, impulsan a los latinoamericanos a migrar y entre ellos destacan los mexicanos, advierte un reciente análisis del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (Sela).

La migración de México, Centroamérica y el Caribe está cada vez más marcada por desastres naturales, tales como inundaciones, terremotos y huracanes. En promedio, México y Centroamérica experimentan al menos un desastre natural de gran magnitud cada año. Eso supone una amenaza real a la seguridad humana y económica de toda la región, debido a su frecuencia e intensidad, y desencadena la migración local e internacional, asevera el documento.

Entre los años 2000 y 2010 un total de 5 mil 196 personas de 10 países de la región perecieron en desastres naturales. Si bien la mayoría de estas muertes ocurrieron en Guatemala (mil 765), Ecuador (mil 530), República Dominicana (792) y Colombia (292), México se colocó en la quinta posición con 234 personas fallecidas, por encima de Honduras (88), Jamaica (50), Nicaragua (200), Ecuador (124) y Perú (121). El número de víctimas mortales en la región se quintuplicó en el periodo ya que de sumar apenas 71, cuando comenzó el siglo, en 2010 llegó a 364, mientras en México subió de una sola muerte en 2000 a 60 decesos en 2010.

El análisis indica también que aunque los migrantes de México son, en conjunto, los que más remesas envían a sus familias, el país junto con otros cinco presentaron índices negativos al respecto en 2013, en contraste con el crecimiento moderado o sustancial registrado por otras 11 naciones.

En el caso de México son dos factores que han afectado el envío de remesas en particular. El primero, el descenso del número de emisores debido en parte a las constantes deportaciones y, el segundo, el descenso de ingresos entre los inmigrantes mexicanos indocumentados, puntualiza la investigación titulada La migración y las remesas hacia América Latina: tendencias, mejores prácticas y experiencias de desarrollo, a cargo de Manuel Orozco, consultor del Sela, y que fue presentada hace un par de días en la 25 Reunión de directores de cooperación internacional de América Latina y el Caribe, celebrada en Guatemala.

Refiere que el año pasado las autoridades de Estados Unidos deportaron 241 mil 493 migrantes mexicanos, cifra que supera con mucho la de cualquier otra nación. De hecho, las deportaciones de connacionales quintuplicaron las de guatemaltecos, el segundo grupo más afectado al respecto y que sumó 47 mil 762. En seguida se ubicaron las 37 mil deportaciones de hondureños y las 21 mil 602 de salvadoreños.

Las remesas de los migrantes hacia América Latina y el Caribe no presentan un crecimiento sustancial respecto de 2012. El volumen total de la región fue de 60 mil millones de dólares, decreciendo levente uno por ciento. Al examinar el desempeño individual de cada país, emergen tres grupos principales: países con con crecimiento alto, moderado y negativo, explica.

En 2013 las remesas de los mexicanos cayeron 0.034 por ciento, más que las de los brasileños (0.009), los peruanos (0.019), los ecuatorianos (0.024) y los uruguayos (0.034 por ciento) y sólo menos que los paraguayos (0.061).

En contraste crecieron modestamente las remesas de los migrantes de Jamaica, Colombia, República Dominicana, El Salvador, Panamá y Costa en Rica en porcentajes, que fueron de 0.007 por ciento al 0.05. Por encima de ellos, se ubicaron las remesas de los migrantes de Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Bolivia y Haití de 0.05 a 0.13 por ciento en términos anuales, según el documento.