Domingo 15 de junio de 2014, p. 5
Entre los puntos nodales en la discusión del predictamen de la reforma energética destacan el régimen fiscal para Petróleos Mexicanos ( Pemex), el modelo de expropiaciones y el límite al fondo para investigación y desarrollo tecnológico, aseveró José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
Advirtió que para que Pemex pueda competir en igualdad de circunstancias, deberá tener un régimen impositivo similar al de sus contrapartes privadas.
En el caso de los ejidos, dijo, los dueños de las tierras deberán obtener un dividendo de las ganancias, como ocurre en otras partes del mundo, y en el del fondo para la investigación, no es viable que se ponga límite de gasto, porque precisamente uno de los argumentos para empujar la reforma energética es la falta de tecnología.
Derecho a compartir ganancias
En entrevista, el experto consideró que si ya se está proponiendo profundizar la colaboración entre los sectores público y privado en materia energética, particularmente en el petrolero, en realidad se debería reconocer el derecho de las personas que ocupan un terreno que potencialmente puede contener una reserva de petróleo a participar en las ganancias, como se hace en otros países.
Si bien en México el petróleo es de la nación, entonces de alguna forma se tendría que hacer que estos mexicanos que tienen terrenos en estos posibles depósitos reciban beneficios de la extracción del petróleo.
Señaló que se debe pensar en un esquema de beneficio que también llegue a estas personas, como en Brasil, que se les otorga un beneficio equivalente a uno por ciento de las ganancias. Advirtió que el marco legal que debe prevalecer es que estos beneficios lleguen a la población, en lugar de buscar mecanismos para abaratar el acceso a los terrenos donde exista petróleo.
En torno al régimen fiscal de Pemex, en el que se mantiene el mismo límite de deducción de sus inversiones y no hay un real alivio impositivo, el especialista destacó que esto es fundamental
porque al final del día se limita la capacidad de la paraestatal de generar ahorros suficientes para invertir en tecnología, renovación de su planta y, por tanto, tal como ésta actualmente el planteamiento de la reforma, va a ser complicado que en el corto y mediano plazos pueda mejorar la infraestructura con la cual va a buscar competir con empresas transnacionales.