n días recientes han coincidido una cantidad impresionante de efemérides y de acontecimientos mediáticos que, ni el Campeonato Mundial de Futbol puede silenciar (aunque sea el más ruidoso en gritos y porras). Naturalmente el encuentro futbolero en Brasil parece llenar abrumadoramente los corazones y no dejar espacio para ningún otro acontecimiento, aunque una memoria diversa reclama también su presencia en estos días.
Para mencionar sólo algunos aniversarios coincidentes, que nos llegan atropelladamente a la memoria: el Día D, que conmemora el desembarco de las tropas aliadas en Normandía, Francia (el 6 de junio, 1944), y que resultó el principio del fin de la ocupación hitleriana en la Europa occidental invadida; también el aniversario del nacimiento del Che Guevara, en Rosario, Argentina, el 14 de junio de 1928, es decir hace 86 años, y que sigue siendo una de las figuras más admiradas en la iconografía revolucionaria mundial, y, por supuesto, el 25 aniversario de la matanza de jóvenes disidentes en la Plaza del Tiananmen, en Pekín, que cambió en más de un sentido la dirección del régimen en ese país y, posiblemente, que marcó en más de un sentido el carácter del último siglo.
Claro está, en estos días iniciales en que arranca la justa mundial futbolera, las novedades ocurridas en las canchas del amplio Brasil no acaban de asfixiar los datos de la memoria de algunos de los hechos que aquí comentamos, aunque debe reconocerse que casi siempre pasan a segundo plano en la conciencia de los aficionados, cuando menos inmediata y provisionalmente, para quienes nada tiene más importancia y merecimientos que explicarse la tremenda e inesperada goleada 5 a 1 con que Holanda ajustó cuentas a España por su derrota en la final del Campeonato Mundial de 2010 en Sudáfrica.
Por supuesto que la invasión de las playas de Normandía por los aliados fue precedida por los más amplios preparativos que sea posible imaginar en la historia de las guerras. Antes del inicio de la invasión, el general Dwight Eisenhower, jefe de las tropas aliadas, dijo a sus soldados: Están a punto de iniciar la gran cruzada, para lo que hemos luchado y a lo que nos hemos dedicado muchos meses. Los ojos del mundo están sobre ustedes
. Más tarde ese mismo día, más de 5 mil barcos de guerra y lanchones para el transporte de tropas dejaron Inglaterra para cruzar el Canal de la Mancha, mientras más de 11 mil aviones fueron movilizados para cubrir y soportar la invasión. En efecto, todos los historiadores coinciden en afirmar que se trató de la más amplia movilización militar que jamás conoció la humanidad.
Partidos de futbol y movilizaciones militares son precedidas por reflexión y puestas al día de tácticas y maniobras incluso diversionistas, que tienen cierto paralelo sólo en la forma externa de operaciones mentales, pero que no tienen paralelo posible ni por la trascendencia que implican (sus resultados o efectos históricos sobre las sociedades) ni por la complejidad de las variables que utilizan. Que me perdonan los estrategas
del futbol, que en esos días se han multiplicado exponencialmente en los restaurantes y bares de nuestra capital, pero me temo que sus finos
análisis no tienen parangón, por ejemplo, con el de los líderes de masas, cuya importancia y resultados son mucho más permanentes y trascendentes para la historia que los resultados de una justa futbolera aunque sea mundial como la que se celebra actualmente en Brasil.
Pero también me perdonarán aquellos que no le prestan ninguna atención al futbol: el hecho de que decenas de millones y seguramente cientos de millones de personas (como ha repetido en incontables ocasiones el director cinematográfico Oliver Stone, en una publicidad muy bien hecha para impulsar el mundial) están atentas a lo que ocurre en las canchas de Brasil, de todas las religiones, razas y creencias, es un muy importante indicador de que el futbol hoy es el gran circo del mundo (aunque muchas veces falte el pan), y que es innegable que se trata de un puente o lazo de unión entre las personas del planeta: eso es, mucho más vinculatorio (a pesar de las opiniones diversas) que separatista o aislacionista.
Nos llega también el recordatorio del nacimiento de un personaje que se ha convertido en héroe popular y cuya efigie (la fotografía inolvidable de Alejandro Korda) se ha reproducido seguramente millones de veces en todas las latitudes. La presencia universal del Che es uno de los fenómenos mediáticos más impresionantes en la historia de la difusión y comunicación social. Digo mediáticos
pero seguramente un estudio más detenido nos haría encontrar que la imagen del Che para infinidad de humanos tiene las más diversas connotaciones, desde luego la del revolucionario, pero también seguramente ha sido santificado o endiosado por muchos (por ejemplo, por su fotografía muerto sobre un pobrísimo lavadero en las Higueras, lugar en que fue asesinado), por lo que se le ha comparado con Cristo después de la tortura y la crucifixión.
Y, por supuesto, hablando de imágenes que han circulado profusamente en estos días de Mundial y de aniversarios, nos encontramos con la del estudiante chino que, situándose en la Plaza del Tiananmen en el camino de un tanque de guerra, frena por un buen momento a toda la columna de carros armados (junio de 1989), dando lugar a una de las escenas más impresionantes y emotivas filmadas durante el sigo XX. En estos días de proliferación de imágenes a propósito del Campeonato Mundial de Futbol, las tres imágenes que nos hacen recordar aniversarios coincidentes siguen imponiéndose y están más presentes que nunca en la memoria y en la vida espiritual de muchos de nosotros.
Es la verdad: el bello y gran remate de cabeza de Robin van Persie para vencer a un Iker Casillas descolocado, no anula ni hace olvidar las fotografías del desembarco de Normandía, ni la de Alejandro Korda del Che Guevara, ni las del joven pequinés que paraliza el avance de los tanques de guerra en la plaza de Tiananmen hace 25 años, y que nos dice que la voluntad humana puede sobreponerse a los aparatos producidos por la técnica moderna.