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Del ejército iraquí, conformado por 350 mil hombres, han desertado unos 230 mil

No habrá reconciliación en Irak mientras Maliki siga en el poder: EU

El avance del levantamiento sunita, liderado por el Isil, es lento, pero contundente

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Fuentes iraquíes aseguran que justo antes de que el Isil irrumpiera en Tal Afar el pasado fin de semana, el presidente del gobierno regional kurdo, Massud Barzani, ofreció ayuda al premier Nuri Maliki, pero éste la rechazó. El gobernante pidió ayer a Estados Unidos apoyo aéreo para frenar a los insurgentes islamitas. En la imagen, elementos de seguridad de las fuerzas kurdas entrenan en la ciudad de ArbilFoto Reuters
The Independent
Periódico La Jornada
Jueves 19 de junio de 2014, p. 21

Bagdad, 18 de junio.

Estados Unidos ha dicho a funcionarios iraquíes que el primer ministro Nuri Maliki debe dejar el cargo si su ofensiva militar no logra detener el avance de sunitas extremistas, averiguó The Independent. La comunidad sunita ve a Maliki como el principal arquitecto de su opresión y los estadunidenses creen que no es posible una reconciliación nacional entre sunitas y chiítas mientras él sea el líder del país.

Maliki muestra todos los síntomas de querer aferrarse al poder, pese a los desastres ocurridos los diez días pasados en los cuales su ejército, formado por 350 mil hombres y con un financiamiento de 41 mil 600 millones de dólares invertidos desde 2011, se ha desintegrado después de ser atacado por un enemigo menos numeroso. Maliki ha culpado a Arabia Saudita, a los kurdos y a generales traidores, pero no ha ofrecido una explicación real de lo ocurrido ni asumido la responsabilidad por la derrota.

En 2006, el primer ministro fue, para todo efecto, designado en su puesto por Estados Unidos, pero hoy se le percibe como influenciado por Irán. El liderazgo iraní está dividido en cuanto a apoyar o no a Maliki, pues creen que de todos modos el dominio chiíta se verá diluido en Irak, con todo lo que está pasando. Los comandantes iraníes han tomado el control central del ejército iraquí, pero los políticos de Bagdad no creen que Irán tenga un plan coherente para rescatar al gobierno iraquí de la crisis.

El presidente de Irán, Hassan Rohani, dijo este miércoles que la gran nación iraní no vacilará en defender los santuarios sagrados chiítas. Éstos se encuentran en Samarra, la región capitalina de Al Kadhimiya, Najab y Kerbala, más al sur.

La forma más efectiva de apoyo militar estadunidense sería ataques aéreos sobre posiciones del Estado Islámico de Irak y el Levante (conocido como Isil) que se llevarían a cabo mediante controladores aéreos estadunidenses que guiarían a los aviones iraquíes. Las naves no tripuladas, o drones, serían inútiles contra los escurridizos comandos del Isil, que van armados muy modestamente. Sin embargo, ataques aéreos estadunidenses de cualquier tipo levantarían la moral del ejército iraquí y la población chiíta.

Existe una manera constitucional de librarse de Maliki, cuando el Parlamento iraquí se reúna a finales de junio. Se debe elegir a un vocero y a un presidente de la cámara que después pedirá al miembro del partido con más escaños formar gobierno. Es poco probable que Maliki sea elegido primer ministro si otros partidos se alían en su contra. Es imposible que se le otorgue un tercer mandato, afirmó un político iraquí que requirió el anonimato.

Pero los procedimientos parlamentarios podrían ser demasiado lentos para retirar a Maliki y poner en su lugar a un nuevo líder iraquí capaz de enfrentar el levantamiento de la población sunita, que es de cinco o seis millones, liderada por el Isil, que ha avanzado lentamente, al lado de otros siete u ocho grupos armados.

El avance del Isil no es tan rápido como al principio, pero sigue capturando ciudades y poblados sunitas al norte de Bagdad, donde mucha de la población masculina armada ha decidido unírsele. Originalmente el Isil contaba con unos 10 mil hombres, pero se calcula que ese número se ha multiplicado muchas veces.

Esto ocurrió en el poblado sunita de Hibhib, cerca de Baquba, unos 64 kilómetros al noreste de Bagdad, en los últimos dos días. Una mujer de la zona afirmó por teléfono: “menos de 100 daesh (combatientes del Isil) vinieron al pueblo y de aquí salieron 2 mil hombres, incluidos adolescentes de 14 y 15 años que portaban rifles y comenzaron a levantar puestos de control”.

El apoyo general para la revuelta sunita en el norte y oeste de Irak se volverá muy difícil de contratacar dado que cada vez hay combatientes de los que tenía el Isil originalmente. El Isil controla ahora casi todo el valle del río Éufrates y Faluya, al este de Bagdad, a lo largo del oeste iraquí y hasta el este de Siria y la frontera con Turquía. Cualquier campaña a largo plazo contra el Isil que lleve a cabo el gobierno iraquí con el apoyo aéreo de Estados Unidos requerirá que se bombardee Siria al igual que Irak. Los dos países se han convertido en un solo campo de batalla.

El éxito o fracaso de Estados Unidos y de los opositores internos que tratarán de sustituir a Maliki en las próximas semanas serán elementos cruciales para determinar el desenlace del conflicto. La razón principal por la que el Isil y otros grupos armados han sido capaces de formar un frente común contra el gobierno es la antipatía que la población sunita siente por Maliki. Afirman que el gobernante sistemáticamente los ha reducido a ciudadanos de segunda clase. Ha encarcelado al menos a 100 mil de ellos, muchos de estos prisioneros son obligados a confesar bajo tortura, o simplemente se les apresa sin cargos. La hostilidad hacia Maliki provee parte del pegamento que logra mantener unida a la comunidad sunita.

Pero los problemas del gobierno iraquí son inmediatos y requieren de un liderazgo inteligente que sigue faltando. Esto se demostró en Mosul la semana pasada cuando dos generales de alto rango se quitaron los uniformes y huyeron a Erbil, la capital de gobierno regional kurdo que es una zona semi independiente. En total unos 230 mil soldados iraquíes han desertado.

Maliki sigue tomando decisiones militares por sí mismo. Fuentes iraquíes afirman que justo antes de que el Isil irrumpiera en Tal Afar, ciudad chiíta turcomana de 300 mil habitantes al este de Mosul, el fin de semana pasado, el presidente del Gobierno Regional Kurdo, Massud Barzani, envió a Maliki un mensaje en que ofrecía a los soldados kurdos (pershmerga) para defendar la localidad. El primer ministro iraquí rechazó el ofrecimiento, por lo que los pershmerga que se encontraban desplegados en Tal Afar fueron retirados y la localidad fue tomada por el Isil.

A menos de que el grupo se encuentre ya muy desgastado para hacer mayores avances, el Isil puede considerar que su mejor opción es un rápido asalto contra Bagdad antes de que Estados Unidos e Irán decidan qué hacer, y aprovechar este momento en que el liderazgo militar en Bagdad es un caos. La capital tiene una mayoría de población chiíta, pero tiene enclaves sunitas en el oeste desde donde podría surgir una insurrección.

Las condiciones de vida en todo el norte y centro de Irak se volverán más difíciles, al tiempo que la unidad económica del país es destruida. La mayor parte de la población de Bagdad cocina con gas propano envasado en bombonas, pero éstas ya no llegan a Bagdad porque se distribuían desde Kirkuk, y ahí el Isil cerró los caminos.

Los insurgentes también tomaron tres cuartas partes de la refinería de la ciudad de Baiji, según un funcionario que habló desde el interior de la planta. Según la versión gubernamental de lo que ocurrió en este lugar es que 44 combatientes del Isil fueron muertos por las fuerzas iraquíes y el resto de los rebeldes huyó.

La mejor oportunidad de Maliki de acallar los llamados a que renuncie es que la amenaza sobre Bagdad se vuelva tan severa que Estados Unidos e Irán se vean obligados a actuar aunque él se quede. El gobernante ya ha recibido el respaldo del clero chiíta en Najaf que llamó a la gente a unirse al ejército iraquí. No todo lo que ha salido mal en Irak es culpa de Maliki, pero pesa sobre él la reponsabilidad por la presente catástrofe, y la convicción de que no hizo nada por evitar una guerra civil sectaria.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca