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Penultimátum

La Gata: historia delictiva

S

e llama Enilce López Romero, tiene 62 años y en Colombia la conocen mejor como La Gata. Fue la empresaria de apuestas más importante de ese país, con intereses especialmente en la costa atlántica. Pero ella, su marido y dos de sus tres hijos, conformaban una organización para delinquir. Están presos al igual que 20 personas más vinculadas con el imperio de negocios que la mujer construyó durante 35 años y que se derrumbó estrepitosamente. Su otro hijo deja de ser senador de la República el próximo mes.

Y es que La Gata, su familia y sus secuaces participaron activamente, entre otras cosas, en el lavado de dinero procedente del narcotráfico. Las investigaciones de las autoridades demostraron que varios jefes de las denominadas Autodefensas Unidas de Colombia (los temibles paramilitares) utilizaron las empresas de la poderosa mujer para tal fin. Especialmente Salvatore Mancuso, uno de los más sanguinarios dirigentes paramilitares, con más de 300 asesinatos de gente inocente en su haber. Luego de que las autodefensas fueron desmovilizadas en 2005, detuvieron a Mancuso y tres años después lo extraditaron a Estados Unidos, acusado únicamente de narco.

A Enilce la rodea un halo de muerte: le secuestraron y asesinaron a su padre y a cuatro de sus hermanos. Ella ordenó el asesinato de uno de los que participó en esos crímenes. En 2006 la acusaron junto con su hermano de lavar dinero, pero fueron absueltos. Sin embargo, no se libró entonces de ir a prisión sentenciada a 37 años de cárcel por el homicidio citado, lavar dinero que los paramilitares obtenían del narcotráfico, colaborar activamente con ellos en combatir a la guerrilla de las FARC y asesinar cruelmente a quienes presuntamente simpatizaban con esta agrupación armada.

Primero estuvo en la cárcel de mujeres de Bogotá, donde se resistía a comer y tuvo crisis recurrentes de salud. Posteriormente, la trasladaron a la de la ciudad costera de Santa Marta, donde permaneció cerca de un año. Luego le dieron el beneficio de reclusión en un centro hospitalario. Allí sigue.

Cuando la capturaron, La Gata dijo que su desgracia había sido incursionar exitosamente en política; que eso no se lo perdonaron los políticos a quienes ella financió durante varios años para sostener, intocable y creciente, su negocio de apuestas. Hoy ninguno de ellos la defiende. Los bienes que posee están valuados en 600 millones de dólares y comenzaron a ser confiscados por el Estado.

Bien vale recordar la historia delictiva de La Gata y su familia ahora que fue derrotado en las elecciones presidenciales de Colombia el candidato de quien echó a caminar a los grupos paramilitares: Álvaro Uribe. Ella lo apoyó con dinero en 2002 durante su campaña presidencial. Uribe negó inicialmente tal ayuda, después la reconoció.