Martes 24 de junio de 2014, p. a18
Río de Janeiro. Golpeado por la rodilla de un rival en la cabeza mientras ambos persiguen el balón, un jugador queda aparentemente fuera de combate en el terreno de juego. El honor nacional, sus carreras y los millones de los patrocinios están en juego. Aturdido, el jugador se despierta y discute con el médico; quiere seguir jugando. Para cualquier persona en sintonía con los peligros de las conmociones cerebrales y lesiones en la cabeza, ese es el momento en que se encienden las alarmas, por lo que algunos piden cambios en los reglamentos. El jefe médico de la FIFA, Michel D’Hooghe dijo que no se opone a la idea y también fue crítico de la manera en que Uruguay manejó el golpe en la cabeza que sufrió Álvaro Pereira en el partido contra Inglaterra.