La mayoría de los niños migrantes no acompañados que intentan cruzar hacia Estados Unidos provienen de Honduras, El Salvador y Guatemala, donde la violencia generada por las drogas y las pandillas aterroriza a la sociedad, afirmó Jeh Johnson, secretario del Departamento de Seguridad Nacional, quien en una carta abierta advierte: Tengo un mensaje muy simple para los padres de esos niños. Mandar a su hijo o hija a viajar ilegalmente a territorio estadunidense no es la solución.

Destaca en el escrito –difundido este lunes por la embajada de Estados Unidos en México– que en 2014 habrá una cantidad récord de niños no acompañados que cruzarán la frontera sur de ese país de forma ilegal. En mayo sumaron más de 9 mil y en lo que va de año llegan ya a 47 mil.

Subraya que las redes criminales de tráfico de personas que usted contrata para que lleven a su hijo no tienen ninguna consideración por su seguridad y bienestar. Para ellos, su hijo es una mercancía a entregar a cambio de dinero. En manos de los contrabandistas, muchos niños experimentan situaciones traumáticas y sufren abusos sicológicos; o lo que es peor, son golpeados, mal alimentados, violados o vendidos en el mercado del sexo y se encuentran expuestos a todo tipo de abusos por parte de criminales.

Recuerda que el programa Acción Diferida (Deferred Action for Childhood Arrivals), conocido con el nombre de DACA, únicamente se aplicará a los menores que entraron a Estados Unidos antes del 15 de junio de 2007. Además, agrega, la reforma migratoria que se encuentra actualmente en el Congreso ofrece un camino a la ciudadanía, pero sólo para las personas que llegaron a Estados Unidos antes del 31 de diciembre de 2011.

Así que déjenme que sea claro: no hay ningún camino que lleve a acción diferida ni a la ciudadanía. Tampoco hay un recurso que el Congreso esté contemplando para un niño que cruza nuestra frontera de forma ilegal hoy, por lo que “cualquier persona que sea detenida al cruzar ilegalmente estará sujeta a deportación prioritaria, independientemente de su edad. Esto significa que si su hija o hijo resulta detenido será acusado de violar las leyes migratorias y se iniciará un proceso de deportación en su contra, situación nada recomendable.

El deseo de querer que sus hijos tengan una vida mejor en Estados Unidos es comprensible, pero exponer a un niño no acompañado a los riesgos de la migración ilegal para alcanzar ese objetivo son demasiados altos, concluye el texto.