Ofrece show en el contexto del programa Cultura para la armonía
Merecemos otro destino, hay que abrir espacios donde luzca el arte
Sábado 28 de junio de 2014, p. a14
Lázaro Cárdenas, Mich., 27 de junio.
El ratón vaquero sacó sus ametralladoras...
, parodió la cantante Eugenia León sobre el clima que predomina en esta ciudad, donde unidades de policías federales vigilan día y noche en su lucha contra el crimen organizado, el pasado jueves durante su concierto en la Plaza Central, organizado por autoridades de este puerto y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través de su Dirección General de Culturas Populares, en el contexto del programa Cultura para la armonía.
La ironía es un recurso que usó la intérprete mexiquense para hacer reír al público (4 mil asistentes, según los organizadores), que salió de sus casas para disfrutar de su espacio público, con sus hijos o, en pareja.
Un gran escenario se levantó en la plaza y luces robóticas compitieron con los rayos solares. Eugenia saludó a la concurrencia y entre aplausos cantó El fandango aquí, en un recuerdo festivo de Marcial Alejandro; inmersa en Tierra Caliente, buscó y logró la empatía con Mi gusto es, híper grupera bandosa; una entrega con Yo vengo a ofrecer mi corazón, de esperanza, con el mensaje de que no todo está perdido; Burbujas de amor, de Juan Luis Guerra, bachata con un arreglo especial de Rosino Serrano, director musical del grupo que acompaña a Eugenia.
Diversidad de propuestas
La diversidad de propuestas se manifestó con su versión de Si no te hubieras ido, de Marco Antonio Solís, El Buki, michoacano; Remando despacio, La bruja, Los mareados, preámbulo para anunciar que compartiría el escenario con el coro de niños de Nurío, que lucían trajes típicos de gala, con bordados elaborados en su comunidad. Interpretaron Siete soles, de Rafael Mendoza, quien habla del desierto, y Latinoamérica, de Calle 13, combativa, con una letra que resalta la diversidad y los valores de esta región del planeta, y los dos goles de Maradona contra Inglaterra.
Tras un funk rosinoniano, se escuchó Luz, Luna de octubre, La gota fría, La paloma, La mesera, Vámonos, de José Alfredo Jiménez, y la romántica de Manzanero Como yo te amé. En el encore: La muñeca fea.
En su carpa-camerino, Eugenia comentó que fue hasta esta población en su calidad de artista, acudiendo a la convocatoria del Conaculta. “Al principo me dio un poquito de miedo; inluso Tania (Libertad) estaba preocupada. Con esto de la inseguridad me duele México, porque creo que merece otro destino, de paz y desarrollo. La paz sin justicia no es paz.
Me duele que se puedan repetir las mismas cosas que hemos visto en otros países. Mencioné en algunas canciones palabras como metralla y bazucazos porque me duele esta situación. Quiero poner un granito de arena para abrir un espacio donde luzcan el arte y la cultura.”
Anunció que grabará este año un disco con Tania Libertad y Guadalupe Pineda, así como otro de ella con temas inéditos.
Trabajar con el coro de Nurío, dijo, es maravilloso. Si logras que se les quite lo serios y se empiecen a divertir, ellos dan todo, una energía enorme. Llegaron elegantes y eso me hizo sentir muy honrada. En países como Venezuela se ha manejado la formación de orquestas. Está comprobado que el arte y las actividades culturales, así como el deporte, sí plantean la creación de un tejido social diferente. Permite que los niños, con lo que van aprendiendo, vayan introduciendo su aprendizaje con su propia familia, y se van transformando juntos. Los resultados no han sido de un día para otro, pero en Venezuela los logros son indiscutibles. En este país hay que meterle mucho dinero a la cultura, y no me refiero solamente a los conciertos, sino a la educación en general. Es en estos niños donde está nuestro verdadero patrimonio. Yo le quiero decir a la gente de Michoacán que no está sola. No están solos. Aquí estamos los artistas, la gente que los quiere. Artistas o no, somos un montón de corazones.
Ganas de aprender
Por su parte, Nabuconodonosor Romero Carlos, director de orquesta comunitaria de su pueblo, Nurío, explicó que el coro que se presentó con Eugenia es parte de una orquesta formada el año pasado. “Enseñamos solfeo. El único requisito que se pide a los niños es que tengan ganas de aprender. Nuestro repertorio es de música purépecha. Todos los niños saben ese idioma. Lo que cantamos son composiciones del pueblo, de autores de ahí. La pieza más reconocida es La Josefinita, que habla de un muchacho que no pudo tener el amor de Josefinita, lo cual lo hace pensar que en este mundo todo es un sueño, y que es mejor morir por no haber podido tener el amor de una mujer llamada Josefinita.”
Agregó que ningún niño, ni él, conocía a Eugenia León, pero afirmó que fue un gran honor trabajar con ella.
Tienen instrumentos, pero les hace falta un local para trabajar. Están en una escuela primaria, donde ya les dijeron que no podrán seguir ahí con sus clases. Pidió apoyo para continuar con el proyecto, porque la música hace más respetuosos a los niños.