¿Todos somos Suárez?
onfieso sin pena ni gloria que me identifico más con el charrúa Luis Suárez que con los arcaicos dueños de la FIFA. Es más: si pudiera, clavaría mis dientes en sus orondos hombros. Suárez es un angelito loco comparado con esa banda que engorda sus panzas con el futbol mundial.
El no menos civilizado futbolista y defensor italiano Giorgio Chiellini, el mordido, dijo este viernes que le parecía un exceso el castigo impuesto por los señores de Suiza –en ese paraíso fiscal está la sede de la FIFA– a su mordedor Suárez.
Bien por él, pero mejor lo hubiera pensado antes de correr enloquecidamente hacia el ciego árbitro mexicano Marco Antonio Rodríguez para mostrarle la huella en su hombro izquierdo de la dentadura del charrúa irredento.
Si el tal Chiqui Marco hubiera pitado la falta de Suárez y consiguientemente lo expulsara del terreno de juego, no habría tal affaire Suárez. La sanción era segura e inevitable, pero ahí hubiera quedado el asunto.
De modo que podemos hacer corresponsable del exceso de los panzones de la FIFA al inefable réferi mexicano, famoso por sus extravíos sobre el césped.
¿Todos somos Suárez? Pues sí. Otra cosa es que lo políticamente correcto nos haya domesticado. Pero dentro de cada quien hay un Suárez rugiendo y luchando por salir a la palestra.
La bronca que de pronto nos ciega y nos empuja a ejecutar acciones que sin ella no haríamos. Sin bronca no somos nada. Sin bronca los gobiernos esquiarían felices por las laderas de la corrupción y de la arbitrariedad.
Otro asunto es saber gestionar la bronca que llevamos dentro, y eso son palabras mayores. Pero hay que aprender a hacerlo porque si no las consecuencias siempre serán catastróficas
Luis Suárez se ganó a pulso ser castigado. La regó y debe pagar por ello. Otra cosa es que la FIFA se haya, asunto discutible, ensañado con él. Viene la apelación de los uruguayos, cual debe. Ojalá sirva para que los orondos dueños del futbol mundial se pongan a dieta, den un pasito atrás, y rebajen la salvaje sanción que impusieron al charrúa.
Mientras tanto, y lo escribo sin pena, todos somos Suárez
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Twitter: @josetxoZ