Pide fomentar el lenguaje oral por medio de narraciones
Domingo 6 de julio de 2014, p. 34
La falta de estimulación lingüística en niños menores de seis años puede generar problemas importantes en su desarrollo oral y social, advierte un estudio realizado por investigadoras de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), quienes señalan que las competencias lingüísticas que adquieran en este periodo, son los cimientos de una comprensión lectora eficiente.
Subrayan que los infantes cuyos padres tienen interacciones verbales y fomentan el lenguaje oral a través de narraciones y conversaciones durante los primeros cinco años de vida, en promedio han escuchado 40 millones de palabras más que aquellos que no cuentan con este apoyo.
En el libro Aprender a escuchar, aprender a hablar. La lengua oral en los primeros años de escolaridad, Sofía Vernon y Mónica Alvarado, profesoras de la Facultad de Sicología de la UAQ, advierten que cuando los menores están expuestos a un lenguaje limitado, que incluye las actividades cotidianas de casa, la televisión y los intercambios usuales entre miembros de la familia, su desarrollo oral sólo les permitirá hacer frente a esa realidad.
Destacan que la calidad del lenguaje que adquieran y su interacción con padres y maestros mientras cursan el prescolar, es un elemento diferenciador importante en los primeros seis años de vida, y es un factor clave para tener un éxito escolar posterior
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La obra, editada como parte de la colección de materiales de apoyo para la práctica docente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, destaca que hay comunidades y familias en las que se habla poco con los niños y no esperan que estos pregunten, pidan o intervengan en las conversaciones.
Las especialistas señalan que aquellos menores que tienen acceso a un ambiente lingüístico rico en conceptos, temas, sintaxis y vocabulario complejo crean estrategias para inferir las intenciones sociales y el significado de palabras desconocidas, lo que les permite ampliar sus estructuras sintácticas y capacidades pragmáticas, como juzgar la relevancia de un tema, y saber si se habla del presente o de una experiencia lejana en el tiempo.
Aseguran que parte de aquello que los menores aprenden a temprana edad se relaciona con la posibilidad de enfrentar retos en su vida escolar posterior como fijar la atención, incorporar palabras a su vocabulario y asociarlo con nuevos conceptos.
Su desarrollo oral también favorece su capacidad para seguir instrucciones, hacer y entender comparaciones y descripciones, así como escuchar y contar historias, es decir, los alumnos de prescolar que están expuestos a un lenguaje rico y variado, en el que escuchan narraciones y pueden jugar con el lenguaje tienen más posibilidades de aprender a escribir y leer bien, y comprender mejor los conceptos que se les enseñarán en su vida escolar.