a que afirmaron que era una victoria cultural panista significó el comienzo de la debacle ética del partido. El binomio Carlos Castillo Peraza/Diego Fernández de Cevallos proclamó que, al adoptar Carlos Salinas de Gortari como ejes de su gobierno varios de los puntos programáticos del Partido Acción Nacional, el organismo se anotaba un triunfo no solamente político, sino también cultural, porque se avizoraban cambios en el régimen por los cuales el panismo había luchado durante décadas.

En 1988 Salinas no tuvo la legitimidad de las urnas en su favor. Los negociadores del PAN estuvieron dispuestos a darle su respaldo con la condición de que se legitimara en su presidencia haciendo reformas democratizadoras y económicas que transformaran a la cerrada sociedad mexicana. Lo que hubo fue una revigorización del presidencialismo mexicano y una apertura económica que solamente favoreció a los cercanos al poder y con ello se fortaleció el capitalismo de compadres.

La frase que animaba al fundador del PAN, Manuel Gómez Morín, era que cambiar a México no era tarea de un día, sino brega de eternidad. Criticaba a los sucesivos gobiernos de la Revolución Mexicana por corporativizar la política y postergar una y otra vez la formación de la conciencia cívica en la ciudadanía. Con el ascendente acceso al poder (municipal, estatal y federal), la tal brega de eternidad trasmutó en intereses muy materiales cuyo usufructo conformó una nueva casta de políticos enriquecidos. En los poco más de 25 años que median entre 1988 y este 2014, es muy larga la cadena de corruptelas panistas documentada por investigadores y periodistas.

En los últimos días se han conocido casos de panistas como el de los neonazis de Jalisco y los encarcelados en Brasil, quienes fueron acusados de manoseos a una mujer y la posterior golpiza al esposo que la defendió. Desde tribunas identificadas con el PAN se ha buscado minimizar los hechos. Quieren convencer de que se trata de exabruptos personales, sin relación alguna con la límpida trayectoria del partido.

En el primer caso, el de los neonazis tapatíos, el asunto vuelve a poner en la palestra que una de las líneas presentes en la génesis del PAN es precisamente la ultraderecha que anhelaba para México el totalitarismo fascista. En un trabajo que levantó furor entre panistas nostálgicos que han romantizado los orígenes del partido, dados a presentar a sus fundadores como demócratas modelo, Rafael Barajas ( El Fisgón) exhibió contundentes pruebas de lo que anunciaba desde el título de su ensayo (La raíz nazi del PAN, La Jornada Semanal, 9/6/13). Por tanto, los neonazis vernáculos estarían reivindicando una herencia que otros han querido ocultar, pero que ha estado en el PAN desde su fundación misma.

En el asunto de los funcionarios panistas de la delegación Benito Juárez encarcelados en Brasil, Sergio Israel Eguren, director general de Desarrollo Delegacional, y Miguel Medina Pederzini, titular de la Coordinación de Gabinete y Proyectos Especiales, ambos ya fueron destituidos de sus cargos para ejercer un control de daños en la imagen pública del PAN. Las autoridades brasileñas investigan los excesos de que son acusados. Tan importante es lo que allá suceda con ellos como lo es que aquí se conozca más de quienes aportaron los recursos para costear el viaje de los ex funcionarios y sus otros dos amigos encarcelados junto con ellos.

De acuerdo con versiones periodísticas, el periplo de los panistas a Brasil para asistir a los juegos de México en la Copa Mundial de Futbol no habría sido costeado por ellos. El turismo futbolero podría ser una retribución de la empresa Oracle a los hasta hace pocos días altos funcionarios de la Benito Juárez por haber adquirido un software para ser usado en distintas actividades administrativas de la delegación. La compra del programa fue sustanciosa, tanto que la empresa los habría premiado con un viaje sólo para quienes alcanzan el rango vip (very important person).

Como el pan en el agua, así se ha reblandecido y aguado el PAN durante el ejercicio del poder en distintos niveles de la administración pública. La corrupción lo permeó e igualó con el partido al que se supone que venció culturalmente. Vicente Fox y sus cercanos depredaron la economía del país. Son abundantes los datos que señalan cómo desde Los Pinos se hicieron negocios al amparo de tener vínculos familiares o de amistad con quien derrotó electoralmente al PRI.

En el segundo sexenio presidencial panista, el de Felipe Calderón, salió a la luz pública cómo su mano derecha y hombre de confianza, Juan Camilo Mouriño, se benefició de un contrato multimillonario con Pemex. En la revista Contralínea la reportera Ana Lilia Pérez mostró documentalmente el ascenso de Mouriño y sus empresas al tiempo que él era asesor del entonces secretario de Energía, su amigo y protector Felipe Calderón Hinojosa. Ya como secretario de Gobernación en el sexenio calderonista, Mouriño quiso ocultar las pruebas de su doble actividad: político que hace negocios al amparo del poder, pero las huellas de su favoritismo empresarial hacia sí mismo y familiares eran indelebles.

El PAN se ha enmohecido, y los responsables de la descomposición están dentro del partido. Han sido ellos y ellas los adversarios que lo han devastado, no los ataques externos ni sus rivales políticos y electorales.