Opinión
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Astillero

Multiplicación de los partidos

El PES cristiano

Calderón, ¿Humanista?

Morena, AMLO y el PRD

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LLEGAN AL DF REFUERZOS MAGISTERIALES. Alrededor de 600 integrantes de la sección 18 del SNTE en Michoacán recorrieron ayer Paseo de la Reforma para finalmente manifestarse en el Zócalo capitalino en contra de las reformas estructurales en materia educativa, energética y fiscal. Al final del acto anunciaron que se sumarán a sus compañeros de la CNTE que se encuentran en plantón en el Monumento a la RevoluciónFoto Víctor Camacho
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l perfil del Partido Encuentro Social (PES) está inequívocamente relacionado con lo religioso, específicamente con una franja del amplio movimiento no católico que suele ser clasificado como cristiano y evangélico (características éstas que también pertenecen a lo católico en sí, pero que prefieren remarcar en busca de diferenciación quienes no pertenecen a la todavía mayoritaria rama vaticana). Su logo es una forma estilizada del pez, que es preciado símbolo cristiano (en griego, ichthys significa pez, y aquella palabra puede ser entendida como acróstico de sousChristosTheouYiosSoter, es decir, Jesús Cristo hijo de Dios salvador), además que la homofonía es evidente entre ese PES electoral y el pez de los seguidores de Jesucristo. Se hace llamar ‘‘El partido de la familia’’ y mantiene posiciones conservadoras respecto al matrimonio, el aborto y la sexualidad. La propia secretaría federal de Gobernación ha advertido respecto de la participación de ministros de esos cultos en la creación del PES.

El partido cristiano es dirigido por Hugo Eric Flores Cervantes, quien fue asesor en la secretaría general del gobierno de Marcelo Ebrard y oficial mayor de la Semarnat durante la administración de Felipe Calderón (de este cargo salió entre acusaciones de irregularidades en programas forestales). Otro dato relevante de su historia es la promoción desde el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) de la campaña jurídica y mediática que logró la liberación de quienes habían sido sentenciados como homicidas de Acteal. La vertebración de este agrupamiento ‘‘protestante’’, con ministros de culto en apenas disfrazada acción, se produce en vísperas de que, conforme a modificaciones legales recientes, todos los líderes religiosos tengan permitido ‘‘orientar’’ pero no presionar a los votantes en determinado sentido, lo que favorecerá particularmente el activismo e influencia política de los sacerdotes católicos.

Una vertiente de homicidios, pero a escala industrial y nacional, enmarca los contornos de otro de los partidos en espera de compartir el pastel fijo de las prerrogativas partidistas, el del Frente Humanista que no solamente lleva dos de las iniciales de Felipe Calderón Hinojosa, sino que constituye un canal expreso para el desahogo de las inconformidades crecientes de los calderonistas con el manejo del Partido Acción Nacional que hace Gustavo Madero, recién electo dirigente para un segundo periodo en el que acabará de dejar fuera de foco a lo que queda del grupo del esposo de la precandidata Margarita (primero a diputada federal, y ¿luego?).

Calderón y su grupo central son especialistas en la adquisición de puestos de elección popular por la vía de la representación proporcional y no de la elección directa, o del fraude electoral, como sucedió en la presidencial de 2006. Además, los caprichos y la tozudez del entonces ocupante de Los Pinos llevaron a Acción Nacional a tal desastre que en 2012 terminó en tercer lugar en los comicios de relevo. Aun así, en una aparición que pareciera negociada en las alturas peñistas a las que finalmente ha servido el michoacano fúnebre, el mencionado Frente Humanista busca la reconstitución de esa improbable base social de alguien que en su haber histórico tiene el haber desatado una guerra contra el narcotráfico que dejó decenas de miles de muertos y una estela de descomposición institucional generalizada. Humanismo de guerra, humanismo de muertos, humanismo de calderón humeante.

Los dirigentes formales del FH han sido instrumentos de marrullerías electorales del calderonismo. Uno de ellos, Javier Eduardo López Macías, encabezó una especie de Solidaridad panista en busca de crear un partido (como Salinas de Gortari en su administración). López Macías fue director operativo del Fondo Nacional de Empresas en Solidaridad del gobierno calderonista y de allí, con la nómina de organizaciones y empresas beneficiadas, trató de dar fuerza a una Unión Nacional Integradora de Organizaciones Solidarias y Economía Social (Unimoss).Por su parte, Ignacio Yris Salomón fue dirigente medio de la priísta Confederación Nacional Campesina, dirigió el llamado Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, que postuló a Patricia Mercado en 2006 para dividir el voto izquierdista (y favorecer a Calderón) y luego ese mismo Yris dejó tal opción para pasar a apoyar al doctor Simi, sin registro, pero con buen capital.

El tercer partido en espera de que anoche el INE le concediera registro oficial condicionado a los resultados que obtenga en 2015 (elecciones en las que obligadamente deberían ir solos los nuevos partidos, sin alianzas) es el Movimiento Regeneración Nacional, el único de esta trinidad que tiene base social amplia y una inequívoca postura opositora a los poderes dominantes. Su fuerza radica en la personalidad y propuesta de su máximo dirigente, Andrés Manuel López Obrador, y en miles de ciudadanos que a lo largo del país creen necesario organizar su propio partido para intentar un cambio de fondo en México (a pesar de dos fraudes consecutivos en elecciones presidenciales).

En la dependencia extrema del dirigente único y en los procesos adelantados de designación, que no de elección democrática, de sus (pre)candidatos a las elecciones de dentro de un año, radican algunos de los problemas que deberá ir resolviendo el naciente partido, que indudablemente captará buena parte de la cuota electoral hasta hoy administrada por el PRD (y, algo, por el PT y el MC). A diferencia del sol azteca, que en su fundación unificó a todas las corrientes de izquierda existentes, incluso la del priísmo ‘‘progresista’’, Morena lleva en su agenda inmediata la confrontación con el aparato decadente que controla al PRD, lo que significará una guerra por los votos que en muchos lugares implicará mutuos abatimientos que a su vez abrirán el paso a algunas victorias del Partido Revolucionario Institucional, particularmente en el Distrito Federal, donde el mancerismo mucho ha abonado al descrédito de la izquierda electoral.

Y, mientras han llegado a 50 los muertos en los ataques israelíes a palestinos en Gaza, ¡hasta mañana!

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