Domingo 13 de julio de 2014, p. a16
Hay quienes luchan contra la injusticia o por alguna otra causa, y saben que si son capturados en la batalla les sobrevendrán torturas y malos tratos por parte del enemigo. Serán desafortunados y lo saben, han recibido entrenamiento previo. Combatir es cuestión personal. Pero, ¿qué le pasa a un cautivo que jamás ha tomado un fusil ni se ha rebelado contra una ideología política, religiosa, cultural? Por supuesto que no sabe lo que le espera.
De pronto, a Hanna Yaqub –personaje central– el temblor del suelo y el ruido me despiertan
, y todo lo que sabe en ese momento es que está acusado de un crimen que no cometió. Así comienza esta novela acreedora del Premio Internacional de Ficción 2012.
La trama no resulta muy innovadora, pero la prosa de Jaber hará muy sensorial las desavenencias del protagonista. Narrada en primera persona, esta novela es una exaltación de la amistad en tiempos de crisis, pues Hanna Yaqub vivirá 12 años como prisionero, sin saber nada de su familia ni de su lugar de origen. Todo en él será tragedia. El único trato humano será con los otros drusos que, junto con él, son cambiados de prisión sin ser avisados hacia qué lugar.
Hanna presenciará en vida muchas muertes. Lo mantendrán vivo el posible rencuentro con su esposa Haylana Constantin y su hija Bárbara. Algo así como el regreso de Ulises a casa, la diferencia es que éste sí combatió con libertad y Yaqub fue siempre un prisionero.
Título: Los drusos de Belgrado
Autor: Rabee Jaber
Editorial: Océano
Número de páginas: 375