Obra de Sebastián García, con la que visitó México por primera vez
Lunes 14 de julio de 2014, p. a13
“Impasse es ese momento en que ni estás ahí, ni eres un cuerpo ideal, ni es real. En la vida siempre estamos en ese impasse personal, porque ya pasaste de los 30 años, porque te casaste, porque fuiste madre, porque te divorciaste o porque se murió un ser querido. Siempre vivimos momentos de impasse, a veces más grandes o más pequeños”, explica el músico y coreógrafo Sebastián García Fierro (Buenos Aires, 1971), quien presentó en el Teatro de la Danza su obra Impasse#2.
La compañía de danza Sebastián García Ferro se presentó por primera vez en el país como parte de la temporada Julio Internacional del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
La propuesta de García Ferro tiene como origen la dualidad entre el cuerpo real de una bailarina y el ideal de un maniquí. El coreógrafo argentino, que reside en Barcelona desde hace nueve años, confronta en el escenario el cuerpo de una bailarina con algo irreal, como lo es un muñeco.
Espejos y reflejos
Impasse#2 habla del desdoblamiento continuo de cada ser y de cada uno de sus pasos, de la conversión de cada cuerpo real en la multiplicidad del cuerpo representacional. La obra plantea también la idea de hacer convivir el cuerpo real con el aparente, todo a partir de la historia de la ninfa mitológica Eco.
“La obra está basada en la fábula de la ninfa Eco y Narciso, quien todos piensan que se quedó embelesado con su imagen reflejada en un espejo de agua, pero en realidad tiene que ver con que la ninfa siempre tenía miedo cuando lo miraba y le hablaba. Cuando Narciso la busca en el bosque, pensando que ve a la ninfa se queda petrificado observándola, pero no sabía que era él; hay un encuentro trágico que concluye en un punto muerto, en un impasse”.
García Ferro plantea tres líneas en la obra: los maniquíes como cuerpos perfectos, el cuerpo ideal; el de carne, el real, y a la vez está presente este enamoramiento entre los dos cuerpos, como lo que sucedió con Narciso y Eco.
La pieza se inicia cuando la bailarina Sol Vázquez lanza una flecha a un maniquí; con esta herida comienza la trama que lleva a preguntas como: ¿quién soy?, ¿qué hago aquí?, ¿qué quiero?
A partir de esa escena se generan varias tramas. La idea es que Sol da vida a los maniquíes y genera un vínculo de amor, odio, confrontación y diálogo entre su propio cuerpo, que ella piensa que es ideal como intérprete y el cuerpo real que tiene
, aclara el coreógrafo que fundó su compañía en 1999.
La obra ofrece varias lecturas, ya que los maniquíes con sólo mirarlos pueden decir muchas cosas. Son como una trampa, hasta que no los montas en un escenario, pero no terminas de entender cuál es su narrativa; ese es un problema que tenemos en la danza a diferencia del teatro
, señala García Ferro.
La bailarina hace un recorrido de su cuerpo real al ideal y luego retorna a su cuerpo real. En este viaje la protagonista convive con los cuerpos ideales para mostrarlos como son en realidad. Se trata de la historia de una herida entre una imagen y la realidad.
Al final no planteamos una solución, queremos que cada quien interprete lo que le apetezca. Hay otras obras en las que sí hemos intentando dar una opinión, pero en este caso lo dejamos abierto, porque la obra es muy visual y el mundo de lo visual es muy personal
, explica el coreógrafo.
El trabajo de Sebastián García se caracteriza por trabajar en sus obras con objetos, algo similar al teatro visual o teatro de objetos, incluso ha colaborado con diferentes compañías como coreógrafo o realiza el diseño sonoro o musical de la obra.
García Ferro incursionó en el mundo dancístico como ejecutante de contact improvisation y hasta la fecha ha creado 19 piezas de danza contemporánea y realizado más de 15 residencias de creación en Europa. Asimismo, ha sido galardonado con el premio del Certamen Coreógrafico de Maspalomas, por su pieza Back.