Siempre Alemania
ice el dicho que el futbol es un juego de once contra once en el que siempre gana Alemania
. La nueva dama de hierro de la política mundial, Angela Merkel, no cabía de gozo. A su lado, elegante y sonriendo lo indispensable, otra enorme dama, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Fiel a su ADN germano, Merkel no perdió la compostura. Lo suyo es el cálculo. Así gobierna su país y así gobierna a la decadente Europa comunitaria y asimétrica.
Fuera de Michelle Obama, es la única mujer capaz de poner de rodillas al presidente Barack Obama, el hombre que no nació para gobernar.
Alemania ganó su cuarto Mundial y casi nadie podrá discutir sus méritos a lo largo y ancho de este último mes futbolero. Se las vieron y desearon contra la mejor versión de Argentina. Fue un partido hermoso, con unos jugadores entregados a sus colores. Jugaron sin miedos.
Incomprensiblemente, la FIFA dio una vez más muestras de su desprecio hacia el futbol al nombrar a Lionel Messi ganador del Balón de Oro en Brasil 2014.
Patrañas aparte de esos impresentables directivos que deberían engrosar la nómina de los jubilados, el premio es injusto y exagerado. Messi se hubiera cubierto de gloria rechazando un galardón que lo ganó caminando, quemando cero calorías.
La Pulga fue, para quien suscribe, la gran decepción del Mundial. Siendo joven juega como viejo, como si el juego no fuera su asunto. El mal, la desafección, viene de lejos. Su última temporada en el Barcelona ha sido esperpéntica.
Dijeron que se guardaba para el Mundial, que no cundiera el pánico, que el monstruo estaba vivo. Lo esperaron en vano. Falta ver si Messi es capaz de rencontrarse. Ese Balón de Oro no le hará bien de cara a su rehabilitación. Fue la gran decepción de Brasil 2014.
Ganó el tiki-taken, versión teutona del tiqui-taca sacado de la chistera por el catalán Pep Guardiola en su etapa como timonel del Barcelona. Hoy dirige al omnipresente Bayern Munich y el entrenador alemán, Joachim Löw, parece compartir ese gusto por guardar la bola a punta de caricias.
Así llegó a Brasil la futbolera División Panzer alemana, reinventada de arriba abajo, con una flexibilidad táctica envidiable, con una canasta de jugadores entregados cabalmente a Löw.
Hicieron más de lo necesario para ganar su cuarto entorchado Mundial. Ya Brasil está a tiro de piedra. Un pasito más y dentro de cuatro años habrá dos pentacampeones.
A los argentinos no les bastó con el heroico Javier Mascherano, cuya talla creció en la misma medida que decreció la de su socio y amigo Messi. Generoso en lo físico y enorme tácticamente, Masche sostuvo a la albiceleste contra viento y marea.
Se acabó el América para los americanos, Europa para los europeos
. Y hablamos nada más de futbol. De lo demás mejor fingir demencia.
La despedida
Terminó Brasil 2014, terminó también, al menos por un buen rato, esta futbolera columna. Agradezco a Carmen Lira Saade, directora general de La Jornada, su generosidad cediendo el espacio para su publicación.
Y agradezco infinitamente a quienes me jalearon y me la mentaron. De veras que fue muy divertido.
¡Gracias!
Twitter: @josetxoZ