Sugerencias para evitar riesgos por gritos guerreros en el Mundial de Rusia 2018
n la anterior columneta me permití prevenir al distinguido y culto público, que con innúmeros sacrificios despliega su patriotismo por todos los rumbos del planeta adonde la honorable FIFA convoca a reunión cada cuatro años, de los riesgos que corría si, además de ondear la enseña patria, entonar el Cielito lindo, disfrazarse de Brozo y mostrar con sus entalladas camisetas la dimensión olímpica de sus vientres, insistía en el osado grito guerrero con el que pretende achicopalar a los guardametas contrarios para demostrar que ¡Como México, no hay más que… 193 países! (son los integrantes de la ONU). Me referí concretamente al próximo campeonato a celebrarse en Moscú y, de metiche, aconsejé aprenderse desde ahora el término gomoseksualist. Ciertamente es de más difícil pronunciación y mucho menos sonoro, pero también menos riesgoso. ¿Cómo pueden reaccionar los adeptos a Vladimir, o sus contrarios, en un año de elecciones, si miles de mexicanos lo aclaman o lo increpan? Un pequeño sesgo en la pronunciación puede ser de consecuencias. ¿La columneta está haciendo terrorismo deportivo o retórico? Veamos: la agencia Dpa hizo circular un cable en el que informa: Moscú, 1° de julio. En Rusia entró hoy en vigor una ley que prohíbe la utilización de palabrotas en medios, películas y en el arte en general, y contempla una sanción hasta de 50 mil rublos (mil 400 dólares)
. La reincidencia (o sea cualquier otro partido de México) acarrearía consecuencias inimaginables, una de las cuales podría ser la reclusión en alguna cárcel, donde muy posiblemente sufrirían (o gozarían) de las consecuencias del calificativo asestado a un joven que ni siquiera conocen (seguramente, ganas no les faltan). Una ventaja: este tour no lo facturaría la agencia de viajes contratada. En este renglón iba cuando me llegó La Jornada y, como de costumbre, me fui directo a recrearme con el Penultimátum hebdomadario. Está dedicado a una de las más célebres drag queen del mundo europeo. Sus nombres son Tom Neuwirth o Conchita Wurst. Tras ser la triunfadora del concurso de Eurovisión, en mayo pasado, es aclamada por los públicos de muchos países, aunque no todos, por supuesto: En Rusia, tanto Putin como la Iglesia ortodoxa la han execrado a más sí poder.
Mi avidez porque alguien se interese en la columneta es tal que ya entrado en gastos amplié el panorama y pensé en los fanatiquitos futboleros que hoy día tienen 10 o 12 años. Cuando el mundial de 2022 se celebre en Qatar, estos juniorcitos no tendrán edad para ser funcionarios panistas en alguna delegación política del DF, por lo que sus decentes y educadísimos padres (que ya serán ocho veces más pudientes), les costearán un hermoso viaje de integración familiar, al indescifrable y perverso mundo árabe. Como ya su artritis no les permitirá acariciar directamente los traseros árabes, celosamente guardados por burkas, nikabs, abayas, filbabs que conforman el atuendo femenino de aquellos lares, seguramente incitarán a sus retoños a que repitan las hazañas de su juventud: tienen que ser machines como sus católicos padres (¡ay, aquel julio de 2014, cómo toqueteamos pompas y madreamos maridos! ¡Éramos unas fieras blanquiazules!) Pero, cuidado: en los slums o barrios miserables de estas áridas regiones (que crecen de tal manera que ahorita suman 900 millones de personas), impera la sharia, ley islámica (en su versión más rigurosa, el wahabismo) que, entre otras cosas, obliga a las mujeres a usar negras túnicas de la cabeza a los pies ( filbabs, abayas, dubais) y que, por ningún concepto, permiten mostrar el entorno del cuerpo femenino. A cambio obliga a los jugadores extranjeros a cubrir cualquier tatuaje que sobre sus cuerpos hayan grabado.
Breviario para niños cursando su propedéutico en homofobia en la congregación Todos somos hijos de Dios, pero algunos se disfrazan
, me permití consultar el diccionario internacional del argot gay, para dejarles una pequeña tarea. Si de verdad quieren irritar, zaherir y sacar de sus cabales a los porteros enemigos y sumar a las mayorías autóctonas, no vociferen con el apellido de don Vladímir Putin, que nadie entenderá. Tienen ocho años para aprender los siguientes vocablos: Lüttyy (gente de Lot. ¿Recuerdan que cuando a Yavhé le entró una sacrosanta ira contra Sodoma y Gomorra les infligió un castigo ligeramente superior al que las autoridades del DF le aplicaron al bar Heaven? Pues allí, precisamente, andaba Lot, sobrino de Abraham: era el gestor). Mutaliyy o Sad (pervertido), Hawal o Miboun (gay), Munharit o Khaneeth (maricón). Y una buena noticia para todos los prófugos del clóset: aunque en los países árabes la homosexualidad está prohibida, no se castigan las relaciones ocasionales entre dos personas del mismo sexo si éstas se dan en razón de un convenio comercial, pues entonces se les considera, simple y llanamente, mero acto de prostitución. ¡Vaya oportunidad que se les presenta a algunos miles de machines para salir del armario a escondidillas! Y, además, sin afectar su economía, pues el riyal qatarí, moneda oficial de Qatar, se cotiza a 3.64 por dólar, según reciente reporte que me proporcionó la bellísima Alejandra Rosales, ejecutiva de Columbus, firma de asesores financieros independientes a quienes he encargado el progresivo acrecentamiento de mis divisas.
Tengo en mi agenda, nunca cumplida, las más recientes noticias sobre los vándalos de Panolandia en Brasil. Algunas preguntas interesantes sobre sus nombramientos, ceses y desempeños que seguramente el señor delegado podrá contestarnos. ¿Tiene razón el PRD en reclamarle algo a quien correspondió sus atenciones con una Puri y dos con sal
? ¿Y la Rotonda de las Cumpleañeras Ilustres? ¿Y los Hitlerjugend del Pentatlón, los nazipanistas de la UAG? Para todos hay, pero no empujen.
Termino estas notas en Saltillo. Sólo añoranzas y quereres de este tamaño me permiten, con la ayuda de una doble ración de martinis vespertinos, subirme a un avión. Yo, como el Tío Alberto, de Serrat, aún tiemblo con los motores, las muchachas y las flores
. En mi aldea las noticias son nuevas, esperadas, inusitadas, esperanzadoras: el domingo pasado, de ayer en ocho, se eligió en Coahuila el Congreso local. De 16 diputaciones en disputa, el PRI por poco gana 17. Las diferencias fueron tan desmesuradas que, por primera vez, al PAN no le alcanzaron ni migajas ni boronas. La intimidad entre Felipe de Jesús con su compadre más que incómodo, el senador que convirtió el sospechosismo sobre su conducta y sus amistades en certidumbres inapelables, le hizo un daño fatal a un partido que, en mis tiempos, contaba en sus filas a los hombres más probos que se pudiera esperar: católicos de Pedro el Ermitaño
, mochos, rezanderos, con mentalidades medievales, pero honorables, buenos, es más, buenos cristianos (especie en acelerada extinción). Ahora ese partido está constituido por una serie de ganapanes, de nietos de sus abuelos que se treparon a la política y al poder público porque fueron unos inútiles ya no para acrecentar sus herencias, sino simplemente para conservarlas. La sorpresa no fue el triunfo priísta, sino la dimensión de éste: la diferencia entre PRI y PAN alcanzó en el estado 40 por ciento. Y ganó en 37 de los 38 municipios de la entidad. Pero si esto hace muy felices a los cuadros tricolores, para mí el motivo de regocijo es otro: Hipólito, aquel muchachote, alto, nervudo y muy buen mozo (dos de mis cuatro abuelas reciclables aseguraban haberlo conocido), tenía un establo y (ahí está el riesgo) entregaba leche bronca en las casas). Era también muy dado a la bailada. Jamás dejaba ir un solo guateque, por eso se apersonó aquel malhadado día de 1900 y a Rosa se dirigió. Y ya lo saben, Rosita lo desairó. Hipólito era también muy sentido, muy quisquilloso y ya, como último recurso, pos la pistola sacó. Por su parte, Rosita (Alvírez) era una joven tan suertuda que de tres tiros que le dieron, tan sólo uno era de muerte
. Pues las cosas en mi tierra han cambiado: las mujeres en Coahuila no son simplemente suertudas, ni abnegadas ni mochas. Son capaces, trabajadoras, inteligentes y preparadas. En Coahuila las mujeres no se han empoderado
(horrible término), se han concientizado, dignificado, conquistado el lugar que siempre han merecido. En Coahuila existen 16 distritos electorales. En ocho, la mitad del Congreso, triunfaron Ellas (mayúscula, por favor). Y este dato, apabullante al final: Verónica Martínez y Lily Gutiérrez ganaron con 67 y 65 por ciento, respectivamente. Con razón al llegar a los linderos de Nuevo León-Coahuila me topé con letreros que decían: ¡Hipólitos, absténganse!
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